TOM (Infraordinario)

TOM (Infraordinario)

Le miraba , su pelaje subía y bajaba
mientras que de su nariz salía una brisa que tocaba sus patas sobre
la cama. Los niños jugaban con nuestro amigo peludo, con sus
movimientos hacían airear las almohadas, los peluches…

Todo
lo que se les ponía por delante dentro de toda la habitación, los
libros hacían formas suspendidos, en el huracán. Con el polvo de
los muebles, el desierto les acogía, llevándoles a grandes
aventuras.

El
calendario colgado en la pared manifiesta que los días transcurren
en un momento de orientación y que aquellos pequeños aún no se
percataban de ello. El tiempo es lo menos que les importa.

El
coche de policía, sigue allí, detrás del sofá, un día se quedó
sin pilas y nadie lo echó de menos.

La
pelusilla que hay también por los rincones, forman parte del
mobiliario, nadie considera que hay que limpiar.

En
la estantería está el libro, que un amigo les dejó. Allí
permanece olvidado.

Es
un circo, ver el pez dorado, haciendo sus piruetas en el agua, en la
pecera unas plantas, llenas de bichos inapreciables, esperando que
alguien las limpie.

Esta
casa está muy dejada. Aún así el pez tiene ganas de llamar la
atención, para que le echen comida. Siempre hay alguien que se lo
pone, pero a veces sin control alguno.

Llega
la madre de las criaturas, empapada de agua, había nevado: todas las
calles, coches y jardines están repletos de nieve.

Saluda
a los niños dándoles un abrazo. Mamá era enfermera y trataba con
muchas personas, de todas las edades.

Esta
vez traía consigo un virus, con el que los pequeños, se
contagiaron.

Su
madre había estado con personas enfermas de la gripe y sin darse
cuenta, había llevado esos microbios.

Entonces
la madre les dijo que mejor estarían en sus habitaciones, pero
ellos quisieron estar junto a su perro, total los dos hermanos tenían
lo mismo.

La
fiebre pudo con ellos, y fue cuando entonces su perro, les lamía la
cara queriendo jugar con ellos.

El
no se daba cuenta de lo que pasaba, se quedó tranquilo olfateando
toda la habitación.

Encontró
un pequeño frasco de colonia casi vacío que le hizo estornudar, !a
saber cuanto tiempo estaba allí!, debajo de la butaca.

Al
día siguiente los niños estaban bien y se fueron al colegio. Otras
aventuras les estaban esperando. Su perro se quedó guardando de la
casa.

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