I

Esto no estaba en los planes.

Dejarnos de mirar, perder el reloj

y perdernos nosotros con el tiempo.

Mentir a quien escribe

no es lo mejor que se te ha ocurrido

y ojalá pudiera decir que no eres

el error más bonito que he cometido.

Porque esto no estaba en los planes.

Acabar en poesía digo.

Eso siempre denota final.

Eso siempre denota perder a quien

un día, entre beso y beso, te dio la vida.

II

Solo escribo tristezas.

Parece que entre carcajada y carcajada

no tengo tiempo para pensarte

y es mentira.

Parece que entre insomnio e insomnio,

no tengo tiempo para soñarte

y es mentira.

Parece que entre poema y poema

lloro nuestra historia

y hasta eso, es mentira.

Porque te pienso, te sueño,

y no te lloro pues sigo creyendo que vas a volver.

III

Os escribiré algo para que lo entendáis.

No habrá metáforas, ni hipérbaton

Y quizás, mi verso sea libre.

No habrá ideas enfrentadas,

y ninguna palabra entre buscada.

Quiero que lo entendáis todo,

y así nunca me las daré de culpable

ni tendré que resolver dudas.

No me voy a ensuciar las manos

por vuestra verdad equivocada.

Y es que no, no améis a alguien con locura,

y sin pensar demasiado,

no vayáis de valientes,

ni digáis que no hay límites

porque, en verdad, si que los hay.

No busquéis amor donde veis desinterés,

ni tampoco creáis que alguien cambiará por vosotros.

No deis más oportunidades de las que se merecen,

ni escribáis a quien os rompió.

No lo hagáis. Ni aunque el corazón esté implicado hasta el cuello.

No vale la pena.

Solo acabaréis podridos. De alma. De corazón. De vida.

Hay cura, por supuesto.

Pero también cicatriz.

Y seréis cómplices de ella cada día.

Así que no se os ocurra amar con locura.

Porque esto no es una película.

IV

No dejes tu mundo en sus manos,

ni a las mariposas festejar

en tu estómago

ni a los ojos brillar por encontrarse

con los suyos.

No dejes que tu corazón se acelere

por el primer roce de labios.

Ni tiembles cuando le divises inesperadamente.

No dejes tu mundo en sus manos,

ni permitas que nazca

una preocupación excesiva.

No cambies tu rutina por largas horas

idealizando su persona,

y no renuncies a la primavera

si él te regala un invierno algún día.

No dejes tu mundo en sus manos

antes de asegurarte de que lo va a cuidar.

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