XVI poemas Libres de amor y otros

XVI poemas Libres de amor y otros

Heidi Figueroa

14/09/2019

«El crepúsculo devoraba ansiosamente el resplandor del ocaso» D.C.

Señora triste,
cómo no verte tan majestuosa,
cómo ignorarte, la más hermosa,
si exiges siempre, día tras día,
como si fueras coqueta impía,
de mis miradas las más ardientes
para sentirte más reluciente.

Pocos minutos para vestirte
de mil colores, de mil matices,
lucir tus trajes tan perfumados
para marcharte hacia otros lados.

Señora triste que cierras siempre
tan solitaria y tan ausente,
el viejo día para la gente.

Como angustiosa y contrariada
marcas mi vida, tan desolada.

Espero verte, verte por siempre,
señora triste tan transparente.
Y en el ocaso de tu hermosura,
mandas un beso con gran premura
a mi figura inerte; Adiós…

Poema II, Desesperanza

Soñar soñando, con algo diferente,
con algo que nos llene, con algo que no está.
Soñar soñando, realidades crueles,
el mundo se nos viene, el mundo se nos va.

Esencia de nosotros ¿soñamos o existimos?
caminos caminados que no a sé dónde van.
Las cosas se marchitan, la vida se detiene,
ni el amor nos anima ¿qué pasa, qué será?
Frustraciones frustradas, ilusiones perdidas,
proyectos inconclusos, vaguedad, vaguedad.

Me busco y no me encuentro, no sé si estoy dormida,
la vida se nos viene, la vida se nos va.
Esperar, esperar, ¿sabremos esperar?
Escapar, escapar…¿podremos escapar?

Poema III, Eternamente hoy

En esta noche eterna tengo el alma encendida,
de pasión toda henchida,que temo hasta estallar.
El corazón en mi pecho late tan fuertemente
que a veces imagino me puede delatar.

Tú tienes que sentirlo aunque dormido te encuentres,
tus sueños justamente mi nombre evocarán.
Y cuando estés consciente sentirás como yo,
la extrañeza tan grande de esta loca pasión.

Y no puedo explicarme, por más que me pregunto,
este comportamiento de mi corazón.
¿Es que mi alma dormida ha estado tanto tiempo,
que inflama al leve roce de una nueva ilusión?

Respuestas no las tengo, quizás es pasajero,
amor y duradero nunca estuvieron bien.
Más gracias amor mío por darme en esta noche
el goce tan inmenso de amar con tanto ardor.

Y dejo este momento para recordarlo siempre,
que quede entre tú y yo…eternamente hoy.

Poema IV, Epílogo de una generación.

«…dicen que soy un soñador, pero no soy el único» Jonh Lennon

Vivimos en un tiempo extraño que corre detenido,
como un suspiro,
difícil para vivir y cruel para morir.

Lleno de riesgos que no se corren,
lleno de sueños que no se arriesgan,
refugiados en el pasado que evocamos
por una felicidad, que nunca fue feliz.

Vivimos en un tiempo a tiempo,
en un silencio callado, colmados de una alegría triste
o una tristeza alegre, que confunde.

En la agonía de lo que no hicimos,
en la verdad de lo que no fuimos
el desaliento de lo que no retuvimos
y en la difícil circunstancia de sobrevivir
a nosotros mismos.

Vivimos en un tiempo a destiempo,
atados sin desatarnos,
sordos queriendo escuchar,
quietos queriéndonos mover,
mudos queriendo hablar y GRITAR.

Intentando trascender siendo intrascendentes
e incapaces de alcanzar lo imposible.

Vivimos en u tiempo que se aleja, que se acaba,
que busca nuevas verdades, que requiere nuevos sueños
y gentes que besen con el alma y se regocijen con la entrega y luchen por alcanzar lo bello.
¡Oda a la alegría de estos tiempos!

Poema V ,Canto a la esperanza, los niños.

A mi hijo

Pequeñuelo pequeño, pequeñito risueño,
enanito gigante constructor de mil sueños,
hacedor de esperanzas, precursor del empeño,
tejedor de ilusiones, escultor de lo bello.

Tu pequeña presencia va dejando a lo lejos,
un camino de estrellas, de canciones, de besos,
tapizado de espuma de ternura, de ensueño,
que señala la ruta que nos lleva a tu encuentro.

Emprendedor de todo, corazón de amapola, tu manita encantada simboliza la aurora,
salvador de la brisa, de los cantos, del suelo
creador del futuro, de la vida, del cielo.

Pequeñuelo pequeño, enanito risueño,
que sostienes el alma de cuantos te queremos,
renovador del mundo que atesoras lo bueno,
encanto de las hadas, tu misión es un reto.

Poema VI, A mi reyesillo…
«A mi reyesillo» José Martí

Pequeñito malandrín,
te levantas de mañana
y recorres nuestra cama
con tu llanto, chiquitín.

En tus ojos, querubín,
bien reflejas la alegría,
el amor, la simpatía,
la esperanza, pequeñín.

Y tu boca de arlequín,
con esa bella sonrisa,
dientecitos de mi vida,
carcajadas de mi hombrín.

Muñequito de piolín
tu contagiosa alegría,
va llenando de armonía
duendecito de carmín.

Tus manitas son sin fin,
una oda a la ternura,
a la paz, a la dulzura,
a la vida reyesin.

Poema VII, Ronda de la Caracola

La caracola caracolilla,
saluda al campo desde su orilla
y va marcando muy diligente
hilos de plata, de plata de plata verde.

Húmedo campo caracolilla,
como deslumbra ¡Qué maravilla!
cuántos colores, cuánta alegría,
cuántos matices en solo un día.

Mi voz reclama tu fantasía,
tus ilusiones la luz del día.
Rápido el viento, corre la brisa
y yo me marcho, me voy de prisa.

Pero regreso caracolilla
otra mañana aunque esté fría,
para cantarte y acompañarte,
mi caracola, caracolilla.

Poema VIII, Deseo I

Me encuentro desnuda,
desnuda en mi lecho
y siento mi pecho latir con ardor.
Evoco tu nombre, evoco tu risa
y siento un deseo, deseo de amor.

Llena de deseos me encuentro desnuda,
llena de temblores, llena de pasión,
siento que mi cuerpo se quema por dentro,
siento que me quemo, me quemo de amor.

Poema IV, Deseo II

Cuando deslizas tus manos sobre mi pecho
y murmuras suavemente en mis oídos,
siento que mi corazón late encendido,
que vibro toda y me estremezco.

Cuando posas sobre mi tu mirada ardiente
y lentamente recorres mi figura,
se desatan mis amores, mi locura,
mis flores y el viento de mi ternura.

Cuando percibo tu calor tan deseado,
cuando imagino lo que siempre tú me has dado,
me entrego al cielo, vuelo, me evado,
y es en mi lecho el momento más sagrado.

Poema X, Una Caricia

Gotas de agua fresca
abrazan tu cuerpo desnudo,
sin disfraces, ni prejuicios,
en la sublime verdad del amor.

Tu cuerpo,
de una inocencia casi profana,
hecho de pecados prohibidos
y de deseos reprimidos,
con ese sabor tan tuyo,
me hace desandar la razón.

Mi cuerpo,
tembloroso de anhelos,
apetito insaciable de este efímero momento
espera, casi con timidez
la tibieza de tu aliento jadeante.

El sudor dibuja tus ardientes contornos,
la pasión resbala por tus mejillas hacia tu boca,
y en el éxtasis infinito de tu mirada,
me reclamas aún, una caricia…

Poema XI, Lejanas lejanías

Lejanas lejanías que hay entre tú y yo
esencia de la vida, que no me acostumbro.

Mi alma anhela transmigrar hacia ti,
en los lejanos momentos que estando separados,
quisiera estar contigo.

Lejanas lejanías, que se hacen tan distantes,
mientras más te conozco
mi corazón se rompe.

Lejanas como un sueño, tan breves, tan fugaces,
quimeras de pasiones,
¿posibles o improbables?

Amores desde lejos,
promesas y palabras,
recuerdos retenidos
y el tiempo, que no pasa.

Vivencias no vividas,
imágenes borradas,
deseos no alcanzados,
la vida, que se marcha.

Lejanas lejanías,
amor, ¿qué es lo que pasa?
mi futuro es un sueño
mi presente el mañana.

Tan lejano el recuerdo
y también tu mirada,
tan lejanos tus besos,
tus caricias, tu espalda.

Lejanas lejanías
que se hacen más remotas,
cuanto más corre el tiempo
tu ausencia, me desgarra.

Retiro de recuerdos
amor en lontananza,
anhelos de pasiones,
evocaciones, vagas.

Olvido que nos acechas…
te acercas tan rápido e implacable a este tiempo lejano:
¡Déjame que le ame!
deja, que aún le amo,
en estas lejanas lejanías.

Poema XII, Delirio de Amor

Siento tu olor, te percibo,
te adivino en tu dulce mirada,
siento tu olor y me animo,
a entregarme con todas mis ganas.

He de amarte con todos mis sueños
y colmarte de aliento divino,
pues presumo el recíproco empeño,
de adorarnos sin fin, sin olvidos.

El placer que me dan tus caricias,
de ternuras y suaves latidos,
sensaciones intensas de dichas,
ya no puedo vivir sin tus vicios.

¡Oh locura, pasión, desatino!
de entregarte mi alma y mi vida,
soy tan tuya mi amor, cual delirio
de un ensueño feliz del destino.

Ya me hiciste mi amor a tu modo,
tus maneras, tus besos, tu estilo,
como esclava de amor te perdono,
y te espero por siempre, cariño.

Poema XIII, A Euridice
«Con tantos palos que te da la vida» F.Jamis

Querida amiga:

¿Cómo es posible que aún seas así
a pesar de tantas miserias?

Cuando logras cagar tu saco
de Santa Claus,
y vuelves a usar tus viejas gafas
con lentes rosa,
ya empiezas una vez más a querer cambiar y mover
las aldabas enmohecidas y herrumbrosas
de las puertas que te rodean,
a recorrer los mismos caminos polvorientos,
tantas veces caminados, que no ibas a volver a pisar.

Pero aunque quieras variar el rumbo,
tus pasos te llevarán
y no dejarás de ser lo que has sido.

Así, repartiendo tus tesoros,
dando más que recibiendo,
escribirás una bella historia
de esas increíbles como la de Macondo
y cuando des tu último regalo,
te quedará nuevamente
un saco para llenar….

Poema XIV, Ronda de la Araña Negra

In memoria de Andrè Kolechkine

¡Oh qué espanto, cómo asustas,
qué tamaño, qué color,
y esas patas tan peludas,
no te acerques, no, por Dios!

Quietecita me calculas,
si me muevo, si me voy,
si respiro o me desplazo,
¡qué curiosa sensación!

Me eres muy interesante,
conocerte quiero yo,
seamos amigos de lejos,
por si acaso, si señor.

Arañita solitaria,
tan solita en un rincón,
todo el mundo te desprecia,
sin embargo, te amo yo.

Poema XV, Ronda del sapo verde

Sapo verde limoncillo,
sapo verde grandullón,
sapo sapo escurridizo,
di si escuchas, dormilón.

Sapo que huyes a mis pasos,
yo te busco con amor,
en la yerba, entre mis brazos,
¿crees que daño te haría yo?

Te recorro en mis mañanas,
si hace frío, si hace sol,
entre flores y fragancias,
te he llamado, tontorrón.

Sapo, ves que soy pequeño
ven, ¡detente, por favor!
Y corriendo tras un sapo,
yo termino mi canción.

Poema XVI, Ronda de la Mariposa

Mariposilla verde amarilla,
despierta el monte con su alegría,
brillan sus alas de fantasía,
revolotea la luz del día.

Siempre se posa en la dulce menta,
o bien reposa en la hierba fresca,
el romerillo y la amapola,
claros barnices, pincel de aurora.

Tan presumida mariposita,
como disfrutas la suave brisa,
y así tan bella, así sin prisa,
adornas todo con tu sonrisa.

Y en el regazo de tu mirada,
es tu presencia como de un hada,
toda poesía alucinada,
visión hermosa, nunca te vayas.

Heidi Figueroa.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS