I.
Cien bocas encendidas,
eufemismo de la noche,
avezo los graznidos
que bajan por mis ramas.
Una voluta de hálito ámbar
estira sus bracitos,
se escabulle de mis labios,
se resguarda entre ruinas y murmullos.
II.
En la puerta se anuncia
la esfinge odiosa,
Gorgona coronada
con mentiras, cascarones,
pieles y vestigios.
ofrendas, incienso
y un ataúd cerrado.
III.
Un árbol ondulante
en la noche de las fauces
¿qué fuerza rige su cadencia?
Presencia antinatural
se resiste, no se va.
Mi piernas:
dos débiles ramas que
se arrullan con el viento.
IV.
Unjo en mis entrañas,
entre los hachazos
que se hacen brechas:
La mirada obligada
La verdad incómoda
El sueño arrebatado
La sustancia Divina
Escaparate de la sonrisa
La flor negada
El dogma familiar
El fantasma que llama a mi puerta:
cuando abro, ya no está.
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