Jacinta, la paloma mensajera

Jacinta, la paloma mensajera

Merche Sanchez

10/03/2018

Reposaba en aquel pollo como cada mañana , a la misma hora, con su trino personalizado de paloma mensajera, siempre con la esperanza de ser interpretada o al menos escuchada.

Había elegido un vecindario tranquilo donde tan solo vivían una familia joven con un hijo varón de unos siete años, Tomás, a fuerza de que su madre lo llamará desde la ventana del piso en el que vivían desde hacía ya algunos años. El resto de vecinos eran trabajadores en su mayoría diurnos, a excepción de una joven que limpiaba oficinas por la noche y cuyo único saludo vespertino con algún que otro vecino era en el portal a las


de la mañana más o menos.

Disfrutaba de su trino durante horas a lo largo de la mañana, hacía un par de descansos para acercarse en un vuelo rápido hasta la plaza que había junto al edificio, alrededor de las 11am para disfrutar de los manjares que dos jubilados puntualmente cada día le proveían.

A pesar de moverse en una rutina de la que disfrutaba mucho, aquel día, como cada día se le antojaba (English> feel like) que iba a ser especial por ser diferente, presentía en cada una de sus plumas intuitivas que algo fortuito iba a pasar.
Sí, es verdad que había sido muy soñadora desde siempre, desde que su madre depositó el huevo en un árbol del parque Güell,

tal vez arropada en su nacimiento por tanto paseante, estudiante, turista.. que contemplaba con mesura y disfrute de aquel maravilloso entorno que la vio nacer. Donde a medida que su cuerpo ganaba volumen y su pico articulaba mejor, observaba infinidad de personas a diario que despertaban toda su creatividad a la hora de inventar las historias de sus vidas; totalmente ciertas, siempre para ella, puesto que nunca podría verificarlas.

En aquel vecindario del Borne, un tanto alejado de aquel que la vio desplegar el vuelo, aunque el ver los mismos vecinos tal vez no depertaba tanto su imaginación, los sueños que ideaba sobre aquellas personas les otorgaba una vida más dinámica, interesante y les avivaba el corazón, sin duda era lo que pensaba Jacinta y no había palomo en la faz de la tierra que la hiciera cambiar de opinión… o tal vez sí.

Aquel día de primavera, tras su desayuno en el parque, Jacinta oteaba al niño del 3º DIBUJO que justo ese día había descubierto un juguete para nada cool (Def.guay) y mucho menos contemporáneo, el tirachinas que su padrastro ( English> STEPFATHER) le había regalado aquella mañana para que se entretuviera mientras estaba con fiebre metido en la cama.

Jacinta pensó para su plumaje interior, ´mejor ése, que dejarlo enchufado a la tele toda la mañana, por supuesto`, ya que, en su años de vuelo y trinos en varias áreas de la ciudad había descubierto que básicamente sólo los ancianos gozaban de su atención, lo cual la principio la entristecía hasta que entendió que no era algo que dependiera de ella, de su vuelo tal vez no tan deslumbrante como el de otras aves o un trino con pocas variaciones tonales, sino que era una cuestión de que los hombres y mujeres de aquella ciudad habían dejado de mirar hacia arriba, hacia el cielo y apreciar aquello que tenían más cerca.

Jacinta trinaba aquella hora mañanera con la alegría y devoción que la producía el regusto al sentir la vibración de todo su plumaje, moviendo su cuello a ratos hacia arriba, impulsada por su propia emoción.

Mientras veía tender la ropa a la anciana del primero que cocinaba a fuego lento y hasta su pico llegaba el olor, los vecinos de Tomás parecían estar empacando aquella mañana con el propósito de irse de fin de semana a la Sierra de Francia como cada primer fin de semana del mes y también vio a Flora , la vecina del 2º, entrar y salir varias veces del portal para comprar, el alzheimer (Def. enfermedad mental progresiva que se caracteriza por una degeneración de las células nerviosas del cerebro y una disminución de la masa cerebral; las manifestaciones básicas son la pérdida de memoria, la desorientación temporal&espacial y el deterioro intelectual&personal) ya estaba siendo protagonista principal en su vida pero lo cierto es que lo llevaba con mucha alegría, y como cada mañana sus olvidos los tomaba como una oportunidad maravillosa de caminar un poco más, que ya estaba entrando en una edad donde la movilidad comenzaba a manifestarse como reducida o simplemente, como si tuviera un perro, el hecho de tener que salir de casa varias veces al día con el único propósito de respirar y airearse.

Jacinta ya estaba finalizando su trino y se disponía a alzar el vuelo al parque, donde la esperaba el segundo descanso de la mañana, esta vez, una mujer, Doña Concha, que vivía en el barrio de la Barceloneta https://www.youtube.com/watch?v=jo0cRsU7hgQ , muy próximo al del Borne, se acercaba como día a aquel parque donde había nacido, tenía la sensación al sentarse en el mismo banco día tras día que.. recuperaba la conexión con su infancia, los juegos en aquel parque con Fabián y Pep que tanta felicidad la habían dado y que al recordarlos siempre la hacían sonreír, incluso alguna vez, soltar alguna carcajada.

Jacinta, estaba a punto de emprender el vuelo, tras sacudir levemente sus patas encima de su pollo preferido que a ratos se le adormecían las patas un poco debido a la posición inmóvil (STILL)de las mismas. Despegaba ya sus extremidades inferiores y alzaba el vuelo cuando sintió un intenso y profundo dolor en la pluma madre, desestabilizó su vuelo suave que apenas había cogido velocidad, así que dejó planear sus alas aprovechando la brisa que la fue a depositar a los pies de Doña Concha.

La Señora Concha al verla, la tomó en sus manos y la puso en su regazo (English>Take lap), alzó su cabeza hacia el edificio y la pareció ver a un niño sonriendo a través de uno de los cristales.

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