1. En el Potrero

Resultan conmovedoras las historias en las que el menos opcionado en ganar el Gran Premio consigue una hazaña, resulta excitante aquel guión perfecto en la cual un escritor da al público lo que desea ver al final, pero resulta decepcionante la vuelta a la realidad; de la ficción a la vida real.

Esta historia comienza como una ficción, ¡con lo mágico de la concepción!

Un mulato potrillo nacía hace 7 años en lo que hoy sería conocido como Estación de Montas Soco Soco, un modesto centro de crianza de Caballos Pura Sangre que nada más se impulsada por la pasión y el amor.

11 meses pasaron para que Sandro pudiese ganar su primer Carrera, nacer…

La adversidad no se haría esperar y las complicaciones estarían a las órdenes del día para sus criadores, Coronada la madre de este pequeño corcel no estaba produciendo suficiente leche para su potrillo, santa fue la paciencia y el cuidado de todos para amamantar artificialmente a este joven potrillo.

Se impondría en su segunda carrera, la supervivencia, sin leche materna fue complicado sacar adelante a un potrillo que aunque terco en aferrarse a la vida débil en la realidad…

El tiempo pasaría y el potrillo ya a salvo correria libremente por la padrera y sus campos, un negro con un brillo enceguecedor se veía al final del potrero y un relinchar soberbio asombraba a la misma naturaleza fiel testigo de su alumbramiento en ese lugar.

Sandro era un caballo con personalidad, lo cual suena ilógico debido a que esta “personalidad” es un definidor propio de una característica humana, es decir “persona”, deberíamos entonces decir “caballerosidad” sin embargo volvemos a esto de los significados…

Ya dado a entender de qué tipo de animal hablamos, podríamos imaginar un Caballo gesticulando y casi que hablando a sus cuidadores, reclamando absolutamente todo…

Muy poca comida, comida mala, no hay comida, te demoras, vas muy rápido, son algunas de las frases que podías leerle en la mirada, en el accionar, es mentira aquello de que los animales no hablan, lo hacen solo que en un idioma interpretativo, e interpretar es ya una responsabilidad humana.

Preguntar una vez a tu caballo si ganará carreras y que este afirme con un movimiento de cabeza, en el Justo y preciso momento en que lo preguntaste, asusta, piensas en paranoia y en locura.

Ver a un caballo físicamente insignificante en comparación a los demás y pensar que no va a llegar a competir al máximo nivel también decepciona, también cala hondo en las aspiraciones, pero un “si” con su cabeza te despeja místicamente todas las dudas.

2. Del tranquilo campo al caótico hipódromo

La decisión estaba tomada, Sandro va a correr, y lo iba a hacer fuera de casa…

Un camión llegaba y un temperalmental caballo se rehusaba a subir, si… el que tomaba las decisiones era él y no había vergüenza en admitirlo, su cuidador debió viajar 4 horas junto a él para que aceptara viajar.

Estrictos son los entrenamientos de un atleta, la rutina de un caballo no cesa y el entrenamiento debe y tiene que ser siempre ordenado, la dieta y tantos detalles… el impacto fue duro para un temperamental como Sandro acostumbrado a imponer su voluntad.

El primer roce con su entrenador se produjo en la tan afamada gatera, y su mirada de “me rehuso a entrar” acompañada de un “Te voy a patear” no hizo mucha gracia en su entrenador que lo abandonó un día entero en el partidor para que aprendiera quien manda.

Un caballo no olvida, no un caballo como Sandro; definitivamente no. Una mordida rencorosa en el box (pesebrera) a su preparador y estarían a mano, quizás una mordida humana les suene poco pero una mordida de un caballo… ¡Maria!… no lo quieren saber.

Y ya en la pista el potizo y rebelde corcel se predisponía a romper y a sorprender a todos con sus tiempos, una velocidad que parecía más producto del coraje que del talento.

Los resultados evidentes y fueron 3 carreras ganadas contra ya experimentados potros ganadores de múltiples carreras, Sandro los mutiló a todos.

Se aperturaba la ansiada temporada Hípica Manabita y Sandro volvería a su casa a defender los colores del “Soco Soco”

Continuará…

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