Un tiempo, un espacio.

Un tiempo, un espacio.

El espacio… ¿Qué es realmente? Es un escenario, pero, ¿Un escenario de qué?, ¿de una obra?, sí, eso es lo que es, y esa obra es nuestra vida. Ese escenario que construimos desde que nos asentamos en un lugar definitivamente, ese escenario que cenos mantiene unidos; un escenario que nos hace vecinos, nos hace familia.

Hay muchos tipos de escenarios para nuestra vida… El mío está justo al lado del mar, cerca de un bar donde siempre hay gente y se escuchan los murmullos de sus conversaciones; música para mis oídos. Y ya ni hablar de las olas, esa es la mejor parte. Muchas veces, cuando mi abuela me contaba historias de su niñez, en los que ella y sus amigos iban siempre a la playa y exploraban y exploraban, y sus madres los regañaban. Me contaba que eran como hermanos, vivían en la misma calle, todos, toda su vida; de ahí que se conocieran desde pequeños. Cuando me contaba estas historias, yo me imaginaba que era yo, en blanco y negro, ya que de pequeña creía que la vida antes era así.

Mi abuela siempre me enganchó su manía callejera, por llamarlo de alguna manera. Fui tomando costumbre de ello, así que salía y jugaba al lado de mi casa, en la playa, en la arena… Mis amigos no vivían por allí, y en ese entonces no conocía a nadie por mi calle, pero un día, dando la vuelta vi como una mujer salía de su casa agarrada de manos con una niña más o menos de mi edad y esta reguñía.Yo casi no veía muchos niños por mi calle, así que me sorprendí, fui corriendo y le pregunté si quería jugar conmigo, así, de la nada. Al principio su madre me miró extrañada, pero después le dijo a la niña que jugara conmigo, pero claro, ella nos vigilaría desde el bar que estaba cerca de la playa. Nos hicimos muy amigos, aún lo somos.

Siempre jugabamos a que caminabamos por esos lugares, imaginando lo que hubo allí algún tiempo atrás, la primera vez que se construyeron esos edificios que dieron lugar a nuestro encuentro, la historia de esas personas, sus circunstancias, el motivo que les llevó ahí… ¿y si escapaban de algún sitio que les impedía libertad? Entablando allí el camino de su vida, el de nuestras vidas. ¿Por qué no? En Barcelona había libertad desde hace mucho tiempo, aún cuando en otros lugares no la había.

Cuánto por saber, cuánto por descubrir… ¡y solo en una calle! una historia, una poesía, una canción, nuestras vidas, todo. Tanto por hacer, por conseguir, pero sobretodo, por vivir.

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