Yo soy la calle, la verdad y la muerte

Yo soy la calle, la verdad y la muerte

Yo soy la calle, soy el asfalto, el grafiti y la sangre, estoy compuesto por códigos para los cuales no existen algoritmos, quienes conocemos las calles sabemos que cada situación tiene una manera de actuar, por eso quienes transpiramos la calle tenemos de herramienta la improvisación. No sé equivoquen, no crean que todo es improvisado, la preparación es fundamental, tanto así que en las calles existen dos tipos de personas, las leyendas; rigen las calles sin despertar alarmas, utilizan las fuerzas antagónicas de su historia estructurando su forma —es decir— el complejo se vuelve fuerza ya que el ego se deja atrás, el miedo toma otro significado y el peligro es advertencia y no amenaza. Por otro lado están los mitos; rigen la voluntad de manera parcial de los que les rodean, utilizan la fuerza pero sin forma y queda bruta, el miedo es parte de su ideología y tan débiles se hacen que solo el miedo los sostiene, dominan con el temor pero comen del mismo temor, se indigestan y no obtienen nada verdadero. Lo verdadero es lo real y quienes son reales lo serán hasta la muerte, la verdad se develara en cada día, bajo cada puesta de sol, quienes son reales admiten sus errores y dejan que vean las marcas de estos, ya sean cicatrices, daños, amarguras o dolor. El soñado hiriente dolor es la prueba, viviremos el dolor con gracia y así mismo lo celebraremos, luego renaceremos, puesto a que el dolor bien vivido nos hará libres, tienes que danzar con él, hasta que tú y el sean uno en un mismo cuerpo, así gritaras a los cuatro vientos; la capacidad magnifica de conocer la verdad, tu verdad no será absoluta y por eso es verdad, quienes imponga lo absoluto reprimen la evolución y un verdadero Don estará en constante evolución, topándose con la sabiduría —no por casualidad— siendo esta una armadura para quien esté dispuesto a usarla, como advertencia diremos: En algunas ocasiones las mejores armaduras no aguantara un ataque de voluntad, fuerza e inteligencia. Siendo así la muerte el camino que no temen las leyendas y que tratan de evitar los mitos, el tratar de evitar un camino no hará que este desaparezca, pero fatídico será el destino del imprudente y mortal será el trago que prueba el confiado, la muerte es aceptable hasta para el mayor de los ajedrecista del pavimento, amante de la nocturnidad y observador de las plazas, lo que no se aceptara por ningún motivo, razón o circunstancia es la traición, en todo momento se debe hablar de esta en presente y el motivo es que es un riesgo latente. Quien traiciona se condena a la mancha eterna y a pasar por todas las vergüenzas existentes, no habrá paz en el asfalto y el Don debe encargarse de que este mismo cree su propio infierno, para esto se requiere empujar al sujeto lo suficiente hasta conseguir una posición de jaque, la traición es muerte y la muerte es indiferencia si un aliado o familia del Don cae en desgracia y este reacciona con indiferencia lo estaría condenando a la muerte, tratándose de un verdadero Don este debe tomar el camino de los honorables soldados romanos o el camino de los honorables samuráis, solo de esta manera su familia conservara el honor.

Yo soy la esencia, la verdad y la muerte

La esencia de la calle se expresa a través de dichas palabras, algunos no olvidaran nunca más dichos principios, la esencia de la calle es negativa y se requiere hombres en positivo para no alterar su magnetismo, la maldad desmedida es suicidio a mano propia, la bondad desmedida es suicidio a mano ajena.

Yo soy la calle, la realidad y la muerte

Un aliado será condenado por más de quince años,la condena se reduce si el mismo se sienta a testificar, pero el hombre se rehúsa. Pasan más de quince años y el hombre ve que nadie lo compensa por dicho sacrificio, sin embargo puede verse por el resto de su vida en el espejo para acomodar su corbata.

Yo soy la calle, la verdad y la vida

El amor es la verdad y la vida; al ser el amor la verdad y la vida, comprende la muerte, si vives pensando en morir, felicitaciones te queda muy bien lo de fracasado, si vives con amor y mantienes el amor por las calles, los barrios, la gente y la sangre, observaras la muerte observándote y los dos pensaran en la vida y sabrán que la vida tiene un significado.

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