El sapo de la mina

El sapo de la mina

Jorge Vargas

27/08/2018

Las regiones de Potosí y Oruro en Bolivia, tuvieron grandes riquezas que fueron sobre explotadas en la época colonial, pero incluso ahora en su interior albergan grandes riquezas, los mineros tienen ritos y veneran al Tío de la mina una variación del vocablo Dio que significa Dios en latín.

En la región de Potosí vivía una familia de hacendados dueños de una gran casa que al día de hoy está abandonada, cuenta la historia que en la época de los años 40 el hijo de una empleada que trabajaba en esa casa había cumplido los dieciocho y decidió trabajar en las minas aledañas, fue el primer día de trabajo que al excavar junto con un par de compañeros mineros encontraron un sapo en lo profundo del socavón, sus compañeros se horrorizaron al ver aquel sapo que era grande y de color verde fosforescente, salieron corriendo pero el joven se quedo atraído por aquel animal, grande fue su sorpresa al escuchar con toda claridad como aquel sapo le decía – cuídame y te daré riquezas – lo repetía una y otra vez entonces el joven que no tenía miedo de ese animal lo alzo y lo llevo al pueblo donde vivía junto a su madre, cuando el joven contó lo sucedido y mostró el animal su madre quedo horrorizada murmuró una oración y le dijo que se deshiciera de esa criatura o ella jamás volvería a verlo, el joven tomo un gran bañador de agua deposito al sapo y le dijo – mi casa es una pocilga, yo te cuidare pero dame un mejor lugar para vivir -, al día siguiente al ir a su trabajo al pasar por un promontorio de tierra árida y que no pertenecía a nadie se tropezó con una piedra al levantarse y sobarse del golpe noto que en el suelo algo relucía, se acerco y tomo su pico vio que era un gran túmulo de plata que estaba en el suelo, cubrió con paja y piedras, vendió su casa y todo lo que tenia de valor y compro aquel lote que nadie quería, no paso mucho tiempo y gano una gran cantidad de dinero, tenía una empresa y trabajadores, en el pueblo se decía que donde el picoteaba aparecía metal precioso, no paso ni un año y ya tenía dinero suficiente para comprar una hacienda, se dirigió donde trabajaba su madre que no veía desde que mostró el sapo y decidió comprar la hacienda donde ella trabajaba ahora que el dinero no era un problema para él, su madre sorprendida de su éxito se disculpó por su actitud y le pidió que la dejara seguir trabajando en ese lugar, el la perdono naturalmente solo con una condición que le ayudara a cuidar al sapo de la mina, hizo los arreglos para transformar el jardín en una estanque donde el sapo vivía y su madre se haría cargo de él.

Casi una década había pasado y su fortuna era cuantiosa, conoció a una hermosa joven de la cual se enamoro, y al poco tiempo se caso con ella, vivían en su hacienda pero nunca dejo acercarse al estanque a nadie, ni a los empleados incluso su esposa tenía prohibido el paso a esta solo su madre quien cuidaba al sapo de la mina, pero la curiosidad de la joven pudo más y un día que la casa estaba casi sola fue y conoció al sapo que al verla le dijo – quieres un hijo, cuídame y te daré un uno -, la mujer salió corriendo pálida y temblando por lo que había pasado, entro a la casa llena de lagrimas fue a buscar a su suegra que ya era una anciana encorvada canosa y a la que le quedaba poca vida, le contó lo que había sucedido, su suegra la tomo en sus manos y una sonrisa se dibujo en su rostro arrugado, – gracias hija no sabes el peso que me has quitado – le dijo esto y exhalo su último aliento, al día siguiente llego su marido quien había sido avisado de la muerte de su madre, noto que su esposa estaba pálida pensó que era por la muerte de su suegra; preparo los arreglos del funeral y se dirigió a ver al sapo, al acercarse a su estanque vio que se había convertido en una piedra en forma de sapo gris y muy pesada, noto que todo alrededor del estanque se comenzaba a marchitar y un frió helado recorrió todo su cuerpo, podía sentir que algo no estaba bien pero no podía hacer anda al respecto.

El hombre decidió quedarse por un tiempo ya que su esposa estaba muy traumatizada por la muerte de su suegra o eso era lo que pensaba, pasaron las semanas, que se convirtieron en meses y noto que su mujer estaba embarazada, llevaban mucho tiempo tratando de tener un hijo, fue una alegría muy grande que les hizo olvidar lo que había sucedido.

Al noveno mes la pareja esperaba ansiosa a su primogénito, la partera estaba con la mujer asistiendo el nacimiento y el futuro padre esperaba impaciente fuera del cuarto, fue en ese momento que un grito de terror salió del cuarto el hombre sabía que no era la voz de su esposa, entro raudamente y vio a la partera al lado de la habitación acostada temblando mirando horrorizada al recién nacido, que estaba al pie de la cama, el hombre se acerco y vio una niño deforme de color verduzco con los ojos grandes y la boca muy ancha sus extremidades eran delgadas largas y tenía una especie de alteas en vez de dedos, al mirar a la extraña criatura esta se comenzó a mover como si buscara la mirada de su progenitor, el hombre se acerco lentamente y vio que balbuceaba algo casi imperceptible, se acerco con miedo y asco a esa criatura, estando más cerca se podía oír vagamente el balbuceo que le decía, – cuídame y te dejare vivir -.

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