Mis recuerdos de infancia van acompañados de melodías, que por haber sido de niños, debieron ser de cuna y no de Revolución. Los primeros acordes que vienen a mi mente son de una canción que me ha acompañado toda la vida en mis deseos de realizar el viaje a la ciudad que en ese momento, representó el lugar donde vivían todas las princesas de mis cuentos de hadas, en lo que más tarde me enterara no era un palacio sino una Catedral… Moscú.

Una tarde estando de visita en la casa de mi abuela paterna, se empezó a sonar del radio onda corta que utilizaba para escuchar las noticias de Cuba y la BBC de Londres, los acordes de la canción Nathalie interpretada por los Hermanos Arriagada, grupo musical chileno compuestos por 3 hermanos. Contaba la abuela que al escucharla fue tal mi fascinación que prometió para mi próxima visita buscarla en su versión original del cantante Francés, Gilbert Becaud. Fue tal el hechizo producido por la canción en mí, lo que me llevo a casi obligar a mi padre a llevarme a visitar su madre antes de lo planificado. Y fue así que esa tarde, sentada en sus piernas, con la versión original de la canción de mi deslumbramiento, empezará a sacar de aquel baúl que siempre colocaba al pie de su cama, las tarjetas de turismo que le enviara una compañera de ideología, en blanco y negro, de la Catedral de San Basilio, el Kremlin, la Fortaleza Real, el patíbulo, el monumento a Minin y a Pozharsky, además del mundial mente famoso sepulcro (mausoleo) de Lenin, monumentos todos ubicados alrededor de la Plaza Roja de Moscú, nombre que proviene del ruso (Krasnaya, rojo), pero en el antiguo Ruso significaba bonita, palabra que en un principio se utilizaba para nombrar la plaza.

Era la abuela una fanática de Fidel Castro, de la Revolución cubana y por consecuencia de todo lo que representaba los ideales igualitarios, socializantes y nacionalistas, pero sobre todo antinorteamericanos que significaban la nueva Cuba Socialista de la mano de su principal aliado La Unión Soviética, durante la llamada Guerra Fría.

Desde hace años me encuentro planificando ese viaje que me llevara a la ciudad de mis sueños, donde en una Plaza Roja cubierta de Nieve, que resaltara los colores de todos los monumentos que la conforman, y una vez allí me dirigiré al Café Pushking , ¨café que para la época de la canción no existía, y no fue hasta el año 1999 su inauguración con la presencia de Becaud¨, y con la música de mis recuerdos grabada y conectada a un audífono en mis oídos, tomar el tan famoso chocolate.

Sin embargo no será ala Rus de Kiev, Rusia de la Unión Soviética (URSS), que visitare, esa Rusia que enmarcaba los ideales de una época y representara la más alta tradición en las artes y la ciencia. Sera Moscú mi destino, ahora en la nueva Federación de Rusia donde iré a cumplir, ya no solo mis sueños si no la de visitar la ciudad de los amores de la abuela.

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