En el momento que inicié el viaje,estaba segura que era lo que ansiaba, placer, libertad, basta de atarnos a horarios y estereotipos a seguir de como ser..y así encajar en esta sociedad hipócrita donde nadie es como se muestra.
Y las apariencias lo envuelven todo como una espesa telaraña de la que no es fácil escapar.
El gran engranaje que parece sostener todo en perfecta armonía,hasta que alguien me ofreció subirme en las alas mas blancas y mas peligrosas que pueden haber, las que te elevan hasta donde no parece posible llegar.
Transformada como por arte de magia, me sentí libre, mimada, esgrimiendo el desenfreno y la altanería ,esa que nunca deje pasar y siempre anhelé,anfitriona y esclava a la vez ,solo que por entonces no me daba cuenta.
Me vendieron un boleto a otro mundo y lo compré. Sin leer la letra chica. Pero que importaba…
volé y volé …volé….y una vez allí se pliegan y en vertiginosa caída ves pasar toda tu vida.
Luego del impacto,el silencio.
Ahora el movimiento de mi cuerpo me es ajeno, me sacudo , puedo verlo a través de mis ojos porque no lo siento , luces blancas se suceden por espacios repetidos en esa especie de firmamento o techo ese instante se hace eterno, y no llego a ningún lado.
A mi alrededor, voces que se superponen y hacen indescifrable el diálogo, de lo que sí estoy segura es que parece que soy el tema, ya que los veo siempre a mi lado.
Al fin me detuve,ahora hay solo una luz sobre mí , redonda …tan brillante que me obliga a cerrar mis ojos, mi única conexión con el mundo. Siento alivio, y paz.
El pulso es cada vez más lento doctor – dice alguien.
Prepare el desfibrilador – responde otro.
En ese mismo instante ,mi cuerpo vuelve a sentir – jamás debí hacer ese viaje –
Demasiado tarde…
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