Transmutar o viajar, da igual; hazlo!

Transmutar o viajar, da igual; hazlo!

No se cómo logró viajar hasta mi espacio privado, pero lo recibí con ese asombro que sólo es comprensible si lo vives… Nada podía unirnos, todo podía ser circunstancial, al final del camino no se que sucederá pero voy con el alma en vilo al encuentro de esos ojos melancólicos…

No son los ojos es la presencia que sin estar, vibra con la resonancia de una orquesta en las latitudes de mi memoria; basta una frase para que todo el mundo cambie y se torne sensorial. La experiencia abruma, me coloca en el estrado del director que blande la batuta de esa interminable secuencia de sinfonías, todos los escenarios posibles, terminan en ese instante que imagino y en ese espacio que desconozco.

Quiero controlar el instante en que puedo tocar sus ideas, pero éstas se cubren de interminables silencios, es como la hoja en blanco que tanto inquieta al escritor, ninguna cursiva suaviza el tierno encanto de su implacable dureza. Transmutar la naturaleza de su esencia es un paso imposible, lo único certero es que puedo reconocerlo en mi interior, ¿Qué espera de mi, seduciendo mis ideas?

No tengo certeza del punto en que deja de ser consciente del poder que ejerce a cada paso que damos en este viaje, seductor encantador de ideas y enormes silencios vertidos en mi tiempo y espacio; nada permanece, todo evoluciona y es mi mente de poetisa creativa lo que me lleva a inventar escenarios donde coloco frases que no ha dicho y decido que son de él.

Llegará el momento cruel o esperanzador en que pueda mostrarme delante y decidir qué le diré, no hay necesidad de palabras sabré que no soñé este viaje insólito, que cada cuerda sensible que despertó en mi, vibró a la espera de su resonancia.

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