Querida Luz,

Pedir permiso no siempre está bien. Sacarte una sonrisa no siempre es lo mejor, y hacerte llorar no siempre está mal.

Escurrirse y secarse el cuerpo metiéndose en tu lago, dentro de tu terreno; pintarlo y quedarse esperando que las luces se enciendan.

Y no hay semáforos, no hay aceleradas y tampoco paradas involuntarias.

¿Y si no estoy equivocado con el color?

No trato de incomodarte, trato de elegirte una vez más, un día más, y ser capaz de revivirlo todos los días de mi vida, sea así por unos instantes, instantes infinitos.

Sin más que decir, aprecio tu silencio, y espero que guardes estas palabras.

Tu fiel aventurero,

Máximo

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