NADIE LE INFORMÓ

No suelo pasear por mi calle. Cuando salgo de casa ando más bien deprisa; mirando casi siempre la hora para llegar a algún sitio fuera del barrio.

Los domingos por la mañana son distintos. El tiempo se reposa; el aire es más sereno, el Sol camina mas despacito. Todo invita a pasear sin prisas y los vecinos lo hacemos.

Fue una de esas benditas mañanas de domingo cuando lo vi. Me había puesto a pasear con el periódico bajo el brazo por el parque contiguo a mi calle y oí la voz de su amo:

–¡Kuki! ¡Ven!

Llegó corriendo y haciendo muestras de alegría mientras sonaba unos pequeños cascabeles. Me sorprendió; el perrito no tenía patas de atrás; sujetas al lomo por un arnés llevaba unas ruedas que giraban deprisa ¡Verlo me sobresaltó de emoción! Yo no había visto nada parecido.

Kuki era un perro pequeño aunque no enano. Blanco, con grandes manchas marrones y hocico fino. Las orejas pequeñas y atentas a su dueño. Todo en él era vitalidad.

Iba ligero correteando desde donde estaba su amo hasta otros perros que jugueteaban por el pequeño parque. Todos jugaban con el como si nada; alguno se acercaba mas como curioseando. Los perros no sonríen pero sí se expresan ; este emanaba alegría, ganas de jugar, ganas de vivir. Me pareció, a pesar de faltarle las patas de atrás, más animado, mas juguetón que sus congéneres; en él no se percibía ningún signo de cansancio a pesar de su correteo continuo. Sus rueditas giraban incansables.

Pronto hubo algunas personas mirando al perrito cojo. Ese pequeño parque, un parque que suele estar solitario, despertó esa mañana; la curiosidad primera se tornó admiración; también emoción. Algunos ojos se empañaron. Se formó un corrillo; en el centro, el dueño con la correa al hombro y aire de suficiencia: él ya conocía a su perro; y él, Kuki, correteando con sus ruedas, ajeno a la expectación; yendo y viniendo a por la pelota verde que su amo le tiraba. A veces levantaba un poco el hocico y miraba alrededor como preguntando:

–¿Qué? ¿Pasa algo? ¿Por qué miráis?

Quizás nadie le ha explicado que es un discapacitado; un inválido.

Quizás nadie le ha dicho que lleve cuidado, que es distinto de los demás
.

Quizás nadie le ha informado que no puede.

Quizás nadie le ha rechazado
.

¡Quizás!

Os dejo una foto mía.

Kuki

Y otra de mi calle

Luis María Muñoz-Cobo Vacas

Calle Condado de Treviño en el Pinar de Chamartín
.

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