Un día que fui a ver una película de Quentin Tarantino

Un día que fui a ver una película de Quentin Tarantino

PBlanco

24/02/2019

EL LOBO: Perfecto. Perfecto. No podríamos haber planeado esto mejor. Parecen unos … ¿Qué parecen, Jimmie?

JIMMIE: Unos gilis. Parecen un par de capullos.

(Pulp Fiction, QT)

Imagina que quieres progresar pero alguien se opone con toda sus fuerzas a que lo hagas. Es más no solo se opone sino que trata de imponerte sus argumentos y creencias, castrando así tus posibilidades de avanzar sin miedo.

Imagina también que mientras él te impide el paso, tú estás condenado a incluirlo en tus propuestas de futuro que mientras él quiere destruirte completamente y sumergirte en el olvido atroz del nonato, tú no puedes dejarlo atrás sin más.

El otro, el que está anclado, teme más al desorden del cambio que al aburrimiento milenario de lo ancestral y en su proceso de degradación no acierta a comprender las ventajas de incluir y trascender uniéndose a la corriente, a veces subterránea, que se desliza impasible hacia el mar de la Belleza.

Tú, sin embargo, te mueves como un perro que te acompaña en un largo paseo y corres hacia atrás y hacia adelante, a la derecha y a la izquierda, siguiendo señales que generan luz y pavor por igual, pero que no pueden mostrarte los caminos que han de ser recorridos para llegar a la Verdad.

Su fuerza y su esfuerzo es estar inmóvil y compensado; tu esperanza es poder modificar las condiciones iniciales de los episodios más desgraciados o aberrantes de los otros.

Su resistencia es capaz de matarte y sumir a la ciudad en la oscura práctica del odio y hacer del cielo un lugar solo para los aviones.

Tu as en la manga es el de corazones, y tu lápiz y tu martillo están en tu cerebro construyendo los albergues para la Bondad.

HOMBRE JOVEN: No, olvídalo, es demasiado arriesgado. Ya paso de esa mierda.

MUJER JOVEN: Cada vez dices eso: se acabó, es demasiado peligroso, nunca más.

HOMBRE JOVEN: Sé que siempre digo lo mismo. Y siempre tengo razón.

MUJER JOVEN: Pero al cabo de un par de días se te olvida.

HOMBRE JOVEN: Sí, pues se acabaron los días del olvido y acaban de empezar los días de recordar.

(Pulp Fiction, QT)

Tú buscas la senda que nos encuentre y nos reúna en el cruce de un millón de esquinas al que nadie ha llegado jamás.

Tú sigues abriendo los antiguos cofres y esparces sus contenidos por las ciudades, los campos y los mares para que lo inservible no te detenga y lo demás nos alimente en este viaje sin guía.

El otro se esconde y te acecha pues está cansado y tiene mucho miedo. Ahora te admite y hasta deja que comas en su mesa pero piensa en matarte si te duermes. Has llegado tarde o demasiado pronto y cuando te mira su cara se deforma de espanto, ira y desesperación.

El otro eras tú, pero él no lo sabe, y la imagen reflejada en los escaparates no ayuda a resolver las dudas. Tú también has deseado matarlo, pero sabes que te convertirías en estatua fría y que los perros vendrán a orinar en tus pies.

Si de pronto todos los otros se agruparan contra ti para atacarte, no podrías defenderte. Tu fuerza tiene que ver con los abrazos o con la oxitocina y tus poderes dependen del pensamiento y la palabra. La seguridad en el éxito no te va a librar del dolor y la marginación ni de ser aguijoneado por los penúltimos coletazos del monstruo informe y mortuorio que se alimenta de los mitos, se apuntala con la nostalgia y se derrite devorado por la vanidad.

Alguien ha dicho que hablas de la complementariedad de los contrarios pero tú sabes bien que no es eso.

Las insinuaciones sobre la futilidad de tu discurso se adivinan detrás de las enormes cristaleras de los ingentes rascacielos que delimitan el horizonte como una gigantesca gráfica de barras.

Pero tú ya lo sabías desde el principio y tus dudas de ahora no pueden confundirte: mañana, el otro será muy violento.

JULES: Sí, sí que lo hiciste, Brett. Intentaste joderle. ¿Lees la Biblia, Brett?

BRETT (con espasmos de dolor).: Sí.

JULES: Pues tengo memorizado un pasaje que parece apropiado para esta ocasión. Es de Ezequiel, veinticinco, diecisiete, y dice: «El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles a través del valle de la oscuridad, porque él es el auténtico guardián de su hermano y descubridor de los niños perdidos. Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos. Y sabrás que mi nombre es Yahveh cuando caiga mi venganza sobre ti».

(Pulp Fiction, QT)

Agresivo, belicoso, codicioso, destructivo, ególatra, fullero, granuja, hosco, implacable, juzgador, ladrón, matador, nerón, obtuso, pañuso, quitador, rastrero, sádico, traidor, ultrajador, verdugo, xenófobo, yagrumo, zafacón: su violencia es inútil ahora y perecerá junto a las crónicas de guerra y a las alabanzas a los dioses y los héroes del pasado y del presente.

Mañana tú serás y, a pesar de todo, él vivirá dentro de ti.

Mañana existirás y serás Arcaico, Mágico, Mítico, Racional y Tecnológico, y todo lo que eres será cubierto por la piel translúcida y meníngea del ahora, y los restos de las antiguas leyendas se cantarán en los juegos infantiles con los ojos muy abiertos.

Mañana él abandonará el poder y ocupará el lugar que le corresponde, y tú lo conocerás y le franquearás la entrada. Después, solo después, dejarás de pensar en él y no habrá daño ni herida.

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