¿Cómo sucede el cambio? Siempre me he preguntado qué sentiría el protagonista de la Metamorfósis de Kafka. Ya que parece que fue imperceptible aquella «mutación» Una mañana se despertó y ya había sucedido, sus sensaciones eran las mismas y sin embargo ya era otro ser, con una nueva apariencia.

Tumbada en mi sofá, solo podía sentir aquél dolor de cabeza. Las venas de la frente palpitaban y ardían hasta la sien. Sentía tanto cansancio, mi cuerpo estaba mermado, consumiendo toda mi energía incesantemente. Y sin embargo ese cambio había comenzado algún timpo atrás, sólo que acababa de eclosionar en ese preciso instante, como cuando muere una estrella y es el principio de la vida. De manera similar a la mitosis o a la meiosis . Todo estaba en ebullición, vibrando, con nerviosismo por no saber qué exactamente está sucediendo. Una materia en la que aún no está definida su esencia, se prepara para separarse de su vieja piel. Y así fue mi nuevo despertar, a una nueva consciencia.

hace un par de años decidí dejar de ser «invisible», mi pobre padre murió siendolo. No sé si fue una determinación que tomé en ese momento, sino algo que ocurrió fruto de las circunstancias. Pero el proceso clave, tal vez se iniciase con su muerte.

Aquél día, el día de Reyes, pasé la noche en el hospital, junto con mi madre. No esperábamos que muriese en ese momento. Mi padre había superado dos cánceres de colon y le habían ingresado como para controlar su proceso. Estaba débil, pero era normal. Aunque el día anterior, mi madre y yo dimos un paseo y al volver estaba muy raro, como ido. Llamamos a las enfermeras y quisimos que viniese un médico, pero como era festivo no había nadie, o no quisieron buscarlo. Dijeron que no tenía importancia, que le faltaba oxígeno. Se lo pusieron y pareció mejorarse. Cenó y se durmió. A las seis de la mañana vinieron los enfermeros y nos despertaron a mi madre y a mi, para decirnos que mi padre había fallecido. Aún no sé porqué. Se fue sin molestar a nadie, tal y como había vivido.

Conmocionadas, mi madre y yo nos dejamos abducir por los acontecimientos. Mi hermano tomó el control de todo, como siempre había venido haciendo. Dispuso el funeral como quiso, incluso, a la hora de firmar, mi madre y yo parecía que no pintábamos nada. Pero como ya estábamos acostumbradas, nos dejamos llevar.

Y así fue sucediendo todo, cada vez a peor. Quedándonos sin dinero. Porque al no estar la pensión de mi padre, el dinero al que esta acostumbrado mi hermano ya sólo alcanzba para todos sus gastos. Y yo estaba en paro, porque aprovechando las circunstancias, mi empresa quiso trasladarme a un sitio en el que yo dificilmente podía atender a mi madre y me presionó para que firmara el despido objetivo. Dentro de lo malo, tenía paro, pero no era suficiente. Así que me vi obligada a ir a bancos de alimentos para poder subsistir. No pudo ser posible nada de esto, hasta que tocamos fondo.

Me costó mucho que mi madre quitase de las cuentar a mi hermano. Tuvimos que huir de la ciudad por miedo a el. Y al volver cambiamos la cerradura y pusimos una alarma. Ese fue uno de los momentos claves del proceso.

No se me daba demasiado bien enfrentarme a la gente. Apenas había desarrollado habilidades sociales, en gran parte debido a mi ambiente familiar. Por las frecuentes palizas de mi hermano desde la infancia, me horrorizaba la confrontación. Sin embargo, tal vez me ayudó que esto no fuera por mi. Sino que ya no podía soportar la humillación a la que era sometida mi madre y la que había vivido mi padre.

Hasta ahora pensaba, que no se podía hacer nada ante las circunstancias. No me sentía dueña de mi vida. Las personas que estaban en ella, me afianzaban en ese estado de inmovilidad e invisibilidad. Tenía tanto miedo de perder lo poco que tenía.

Cuando intenté que no cayésemos en la ruína y mi madre no quería enfrentarse a lo doloroso y duro de ese cambio que teníamos que dar, me volvió a decir vete. Ya me echó hace muchos años, cuando denuncié a mi hermano por una de sus palizas y no volví a ver a mi familia hasta mucho tiempo despúes, cuando tuve que pedirle perdón a el, como solía tener que hacer después de sus palizas, para poder volver a verles. No sé porqué me quedé. No podía dejar a mi madre así, a pesar de todo. Y volví a la carga. Empecé a sacar mi rabia, allí donde fuera que estaba escondida. Y ese fue el pincipio.

Finalmente, todo me vino de golpe, tenía que dejar atrás absolutamente todo. Aunque creo que yo no había tomado esa decisión. Me había enamorado de un hombre que me trataba de manera despreciable. Tal vez para recrear el escenario de mi vida. Hacía tiempo que no sabía nada de el. ¿Y cómo no? pensó en usarme de nuevo, tal y como había venido haciendo. No sé porqué, ya que mi voluntad era otra, me enfadé muchísimo y me despedí de el para siempre. Al mismo tiempo, otros amigos del «mismo porte» en lugar de aliviar mi dolor, intentaron algo parecido y reaccioné de igual modo. Y ese proceso empezó a consumirme y a liberar mi energía. Me obligaba a comer, pese a que no tenía hambre, porque sabía que no podía dejar sin terminar lo que había empezado.

Y aquí, encogida en mi sofá, parece que acabo de despertar de una pesadilla que aún no sé si ha sido real. No sé he sido tal y como me siento ahora y lo anterior fue un sueño. Lo que sé, es que no soy la persona que he estado soñando y no me siento invisible.

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