Conspiraciones tras una sonrisa

Conspiraciones tras una sonrisa

Camino a mi cafetería de preferencia, observe un joven en la esquina ataviado con un cartel que voceaba lo que decía: “sonríele a la vida”

Después de caminar dos cuadras, la frase aun resonaba en mi cabeza “sonríele a la vida” repetía y repetía buscando un motivo y no es que sea mal agradecido, pero “sonríele a la vida” en mi cabeza es solo otra frase sin sentido. Una sonrisa supone ser un símbolo de amabilidad y alegría, aquí va mi teoría, ¿que se esconde tras una sonrisa? ­¿porque querría regalarle una a un extraño, o qué tipo de sonrisa debería poner cuando dicen “sonríele a la vida” ¿debería poner una sonrisa como aquella que solía aparecer en mi rostro cuando robaba una galleta a mi hermana sin que se diera cuenta? Tal vez como aquella sonrisa de mis compañeros cuando tramaban travesuras en el aula de clase y se salían con la suya, o la de mama cuando yo decía alguna grosería frente a sus amigas, que significaba que me encontraba en problemas o peor aún una sonrisa como esa que nos exigían para las fotos navideñas.

Hace tiempo que una sonrisa me parece símbolo de sarcasmo y vileza. ¿Cuántas veces una sonrisa no ha sido motivo de una herida? Así como la de aquella chica que la utilizo como carnada, ¡y ­vaya que mordida! recuerdo aquel día, típica escena donde la chica del bar jugando con el sorbete con aquella sonrisa pícara de esas que te invitan y te incitan a pecar. Wow la ironía. Quien diría que por aquella sonrisa que moría, por la cual solía decir que se alegraban mis días, hoy es para mí, representación de traición y mas que nada la que me causa dolor.

A mal tiempo buena cara solía decir mi abuela, como si una sonrisa arreglaría una situación tras una mala noticia o como si sonreír a mis calificaciones cambiaria mi resultado. Sumándome a mi realidad abandono mis razonamientos y abro la puerta de la cafetería, donde la chica de la puerta me recibe junto a su sonrisa de buenos días, aquella sonrisa por la que gana su propina; paso adelante y observo el menú, pienso lo ridículo de la situación, he venido tantas veces que aún no sé porque leerlo, si lo he visto tantas veces que pudiera recitarlo con los ojos cerrados. La chica se acerca y sin perder un minuto le comento, – ando rápido, tan solo un café expreso y que sea para llevar, mientas tanto me encuentro a la espera, dando vueltas aun a la frase y observando a mi alrededor, me encontré con distintas sonrisas, mil y una que me hacían preguntar que escondían, o más bien contra quién conspiraban.

Así es el ser humano, conformista al extremo creen que al ver a una persona con una sonrisa demuestra nobleza, razón por la cual tantas veces nos han decepcionado ¿pero que les puedo decir yo? Soy uno más que complace al ser humano y estas son solo mis teorías. Finalmente llega mi café y sin más preámbulo, sencillamente muestro en mi rostro una sonrisa, una simple, sin mostrar mucho los dientes, de las que te hacen lucir agradecido, una tan sencilla como esas que pones cuando te entregan un café, sabes a lo que me refiero, pero para no sonar muy negativo, ni cambiar tu perspectiva, continúa tu rutina y sonríele a la vida.

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