Anduve yo pensando…

Anduve yo pensando…

MMMH

13/02/2019

¿Y si estamos solos?

Un caldo primigenio, una temperatura concreta, una humedad relativa en un ambiente absolutamente único. Tanto, que no se ha vuelto a repetir jamás en ningún otro rincón del universo…

Definitivamente estamos solos, pero nos consolamos mirando el telón verde esperanza de nuestra mente humana. Compleja y simple.

Un científico ya olvidado dijo una vez «es imposible que estemos solos en un universo, dentro de otro aún mayor en espacio y tiempo»

Y si miramos a las estrellas en una de esas noches que tanto nos gustan, pues seguramente ese pensamiento se convierte en contagioso. Puede que hasta consuelo de todos nuestros logros como seres humanos. Pero ¿y si no? Y ¿si somos un accidente de la naturaleza? Un minúsculo accidente en un universo en expansión constante.

Hagamos un ejercicio que solo los humanos podemos hacer, imaginemos: Año en el que se anuncia definitivamente y oficialmente que estamos solos en el centro de todos los universos que nos rodean. Imaginemos que se determina científicamente que es absolutamente imposible que se den las condiciones en otro planeta para que se origine la vida. Incluso llegamos a la conclusión de que imposible que esas condiciones se repitan en nuestro planeta.

A mí personalmente se me plantea una sola pregunta, tan simple cómo profunda ¿ahora qué?

¿Qué haremos a partir de ahí? Vamos a llamarle Año Uno después del descubrimiento.

¿Qué haríamos? ¿En qué centrar nuestros esfuerzos? ¿Cuál será nuestro objetivo ahora?

La respuesta es sencilla, seguiríamos buscando. Porque al fin y al cabo cómo seres humanos no nos contentamos con la verdad, además tenemos que tocarla. Y si no podemos tocarla no es nuestra verdad. Buscaríamos nuestra verdad como individuos y una vez encontrada, también tiene que encajar entre los que nos rodean, cómo parte de una sociedad.

Y ahí estamos, ahora mismo estamos en ese punto. Siendo conscientes de la verdad más absoluta y deseando encontrar la verdad, la otra verdad, la que aparece en nuestros sueños como el verde consuelo de nuestra perversión humana.

Si conseguimos que alguien nos crea, si conseguimos meter nuestra verdad en otra mente de un semejante, estaríamos avanzando en la búsqueda de lo que sea. Y así se forman los grupos, las clases, las distintas sociedades. Porque Ser Humano solo hay uno. El resto son pequeñas verdades inventadas sacadas de contexto en un momento determinado y con un objetivo concreto.

Si alguien dice que hay vida en otros planetas, y lo escuchamos, por ejemplo en una cafetería, de inmediato formaremos parte del grupo del sí.

Ahora, si en la cafetería de enfrente escuchamos al día siguiente que es imposible que haya vida más allá de este planeta. Ahí ya empezamos a portarnos como seres humanos y empezamos a dudar. ¿Perteneceríamos al grupo del sí o al grupo del no?

La respuesta vuelve a ser simple y a la vez compleja. Pues dependerá de nuestra experiencia en la vida. De lo que hayamos sido capaces de asimilar en ambos discursos en ambas cafeterías. Y algo muy importante, de si hemos entrado primero en la cafetería del discurso del Si o en la cafetería del discurso del No.

Seguiremos siendo seres humanos, Homo Sapiens Sapiens. Pero todo, absolutamente todo en nuestra vida, está en manos del azar.

Si todo, y digo todo lo que nos pasa durante el día, tiene algo que ver con el azar, en al menos una pequeña dosis, o en ocasiones una gran dosis. ¿Qué sentido tiene preocuparse de ciertas cosas? ¿Por qué darle importancia, si al final ha dependido del azar?

Pues muy sencillo, porque ahí entra nuestra parte animal, y no humana, ni reflexiva. Simplemente la animal. Si mantenemos la parte humana activa durante el día, probablemente pensemos que cada muro, cada piedra en nuestro camino, cada palo que nos hemos llevado ha sido cosa del azar en un momento determinado del día, y eso nos llevará a mirar ese muro, ese palo o esa piedra de otra manera.

Si esto lo aplicamos cada día de nuestra vida, llegará uno, en el que no le demos importancia a las piedras o los palos, porque seremos capaces de afrontarlos y admitirlos como vienen y buscar en el futuro una forma de eliminar el azar en nuestra vida. Dónde dominemos realmente nuestros pasos, sin interferencias o con las mínimas interferencias, porque ya una interferencia la veremos de otro modo.

Si habéis conseguido llegar a ésta línea, volvemos a hacer la primera pregunta, probablemente veréis la situación de otra manera.

¿Y si estamos solos?

¿A que suena distinto?

Y en esta reflexión no me quedo con esa angustia, prefiero usar otra condición única nuestra, soñar despierto, y bucear entre las estrellas para poder decir un día y en voz alta eso de «lo sabía», era imposible que estuviésemos solos en un universo dentro de otro.

Pero, que más da. Si fue cosa del azar, lo que me queda es soñar despierto de vez en cuando y comportarme como un buen Homo Sapiens Sapiens. No podemos estar solos, ¿o sí?

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS