Mirando atrás

Mirando atrás

Edu

13/01/2019

El 13 de octubre de 1901 Pedro despertó con una sonrisa. Hacía muchos meses que no se despertaba feliz. A su lado su mujer, por la ventana comenzaba a entrar un poco de luz. Iba a ser un gran día al fin se sentía libre.

Salió de la cama fue al baño, se lavó la cara y fue a desayunar su mujer con el batín estaba preparando café y buñuelos.

“Como todos los domingos” -Pensó Pedro –

Tras el desayuno salió a la calle dando un alegre saludo al portero.

Bajó por la calle Pez doblando en el convento Comendadoras.

” Vaya mañana es lunes Vuelta al trabajo fatídico y monótono del ministerio pero a mi hoy nada me amarga el día ¡Al fin soy libre!

Siguió andando, cruzó la Plaza España llegando al Palacio Real.

” Malditos reyes, maldita burguesía, siempre aprovechándose de los hombres de a pie. Les da igual que muramos de hambre, que nuestra vida sea infeliz, ofreciéndoos a un Dios que os guíe el camino para que vuestra vida sea más feliz y simple. Al fin soy libre y ya me da igual.

Llevaba un rato pasendo y hablándose a si mismo sintiendose libre hasta que el hambre le cortó la libertad.

“Hoy voy a comer bien me lo merezco”

Bajó por la calle Bailén dejando a la izquierda los jardines Sabatini se acercó a la valla mirando sorprendido.

” ! Vaya ¡ había pasado mil veces por aquí y nunca había admirado la belleza de este parque de tal manera , todo es nuevo para mi , las estatuas , los jardines…”

Siguió andando por la calle y vio a dos policías instintivamente echó mano a su lado izquierdo, nervioso tan nervioso que soltó un “¡Buenos días!” Los policías le miraron pero con la pereza de después de comer no tenían ganas de entretenerse.

“Mira los protectores de la ley el cuerpo moderno de policía menudos protectores de los nuevos ricos de la calaña política rastrera.

A ellos si les protegen no se te ocurra robarles para comer, no, que se deshacen de tí. Pues yo os digo que os podéis meter vuestra protección por donde amargan los pepinos ¡Menudos superhombres!

Giró a la derecha por la calle Reyes Católicos dando por casualidad a su calle, Pez, miró a su ventana.

” Ahí estará mi mujer dándoselas de tener mas dinero del que tiene de rica delante de las demás, como siempre”.

Anduvo por la calle Espíritu Santo y olió un rico guiso que salía de Casa Carmen.

–” Buenas tardes, póngame vino por favor y un guiso de ciervo”

Mientras bebía el vino obervaba a una pareja joven dandose cariños y hablando con complicidad.

” Pensar que yo estuve así un tiempo ¿Cuánto me duró la felicidad y el amor? ¿Qué es en realidad el amor?

Me he creído siempre feliz con una vida normal. Trabajo, casa una mujer que se preocupa más de alardear de lo que no tiene que de darme amor ¡Qué curiosa la felicidad! Ella siempre ha sido feliz pretendiendo tener lo que no tiene, y yo, me he creído feliz y ahora sé que no lo he sido .Solo un maldito esclavo del estado, de un inexistene amor, de la belleza de lo que me rodea la cual me di cuenta hoy. Hoy soy capaz de oler las flores, hoy soy capaz de decir ¡No, no he sido feliz!

Dio buena cuenta del guiso de ciervo y de varias frascas de vino. Pagó y dejando una ronda pagada a todos los del bar (la bondad era su virtud), salió bien comido y bebido.

– Bajó por la calle Amaniel como dando la vuelta por el parque Conde Duque.

¡Maldita aristocracia! ¡Qué pena no tener una bomba!

– Andaba y andaba sin parar deambulando por las calles de Madrid. Asombrándose

de la belleza que la ciudad tenía y de la que nunca se había percatado .

– La tarde moría ya oscurecía por el capo del Moro, se había entretenido y debía llegar a la pradera de San Isidro rápido, allí encontraría su libertad,

Dos horas más tarde llegó y se sentó a esperar, le sudaban las manos y tenía la boca seca. Se levantó y fue beber de la fuente de San Isidro donde miles de fieles bebían pidiendo cualquier cosa, salud, amor, mientras gastaban sus vidas con copiosas comidas y siendo infieles.

¡Vaya! Ateo de toda la vida y bebiendo de la fuente Santa, el menos no he pedido nada” y se echó a reir.

” Ya nadie me atrapa en sus garras ni mi jefe, ni mi mujer, ni el presidente, nadie. Hoy por fin sé cual es mi virtud y mi ética. Con cuarenta años solo he sido feliz hasta los veinte. Idos todos a donde queráis ya no me cogeréis con vuestras puercas manos. Si hoy sé que es la libertad y la felicidad.

Adiós mujer, sigue presumiendo que te importo, ahí te quedará lo poco que pude ahorrar sin disfrutar de la vida.

Cerca había una pareja, oía los besos.

– Sacó la pistola y solo se oyó un ¡Pum! A Ramiro se le cayó el arma de las manos y la cabeza se le ladeó en una postura absurda. Su último pensamiento fue, que al fin era libre.

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