EL POLIZONTE
Otra vez hoy vi junto a mí, al despertar, dos grandes gotas de miel mirándome sin parpadear. Y quise, deseé, que nunca conocieran la amargura, esos dos ojos de miel. No anhelo tomarlos ni hacerlos míos, sólo rozarlos con mi atisbar. Temo gastarlos si los acecho, y devaluarlos si los aprendo. A veces bajo la...