Viernes.

Comienzo este diario a petición de mi padre espiritual.

Es viernes por la noche, mañana parto para Chiapas.

Rezaré para tener fortaleza.

Sábado

La cita se dio en una gasolinera muy cerca de casa, un camión nos esperaba, eramos cinco seminaristas y 20 estudiantes universitarios, todos provenientes de la ciudad de México y poco acostumbrados a visitar pueblos pequeños y comunidades.

Tardamos casi diez horas en llegar a la parroquia donde el padre nos recibió con una comida y un discurso en el que alabó el trabajo de los jóvenes en la misión.

Los muchachos tuvieron tiempo libre y lo aprovecharon para visitar la feria y el mercado.

Los seminaristas nos reunimos con el padre. Él nos habló de la situación de cada capilla, me asignaron la comunidad Las Palomas con poderes para dirigir las festividades.

Nos dieron una lista con los universitarios que nos acompañarían. Los muchachos llegaron a las ocho como se acordó y celebramos la eucaristía con la comunidad donde nos presentó como «misioneros»; mañana partiremos.

El cuarto es muy caliente, la emoción de la anticipación del trabajo es tanta que no sé si podré dormir, ¡estoy emocionado!, espero poder cumplir adecuadamente, rezaré algunos padres nuestros extra.

Domingo

Los seminaristas nos hemos reunido un poco más temprano para rezar laudes en comunidad.

Ya fallé, desapruebo esto, deberíamos hacer comunidad con los muchachos, pero el padre decidió dejarlos dormir un poco más. ¡Aléjate soberbia!

Llegaron al fin y preparamos todo el domingo de ramos. Todas las capillas estaban ahí. Recorrimos todo el pueblo con camiones, pancartas, cantos…. ¡hermoso!

¡Qué emoción, Señor déjame servirte y llena mi alma de amor hacía tus hijos!

Terminó la misa y nos reunimos por grupos para acompañar a los miembros de «nuestra» capilla en su regreso a casa, donde nos esperaba el pueblo conformado por cuarenta y siete personas. ¡Tuvimos fiesta todo el día!

Nos asignaron una casita que construyó el gobierno y que no se usa por ser muy caliente, ¡Qué desperdicio!

Mis cuatro universitarios y yo estamos listos: Hay dos mujeres, espero tener fuerza, rezaré más padres nuestros.

Lunes

He repartido los trabajos. Por la mañana visitaremos todas las casas que podamos, tendremos un descanso y por la tarde trabajaremos con actividades y catequesis, al menos hasta el miércoles, ya que el jueves viviremos el triduo pascual.

Yo he tomado a los adultos, y he creado grupos mixtos de dos personas para atender a jóvenes y niños, los catequistas de la comunidad también nos ayudan.

Todo salió bien, he realizado una celebración de la palabra explicando el domingo de ramos y el jueves santo.

La gente nos ha recibido bien en su casa, hay muchas mujeres, la mayoría de los hombres jóvenes han emigrado «al otro lado» buscando un sueño americano cada vez más escaso; algunos han venido de vacaciones y a hacerle otro chamaco a la esposa «pa conocerlo el año que entra si Dios quiere».

Algunas de las mujeres jóvenes también vinieron a descansar ya que muchas trabajan en «la capital» como sirvientas o en San Cristobal o alguna otra ciudad principal, según me cuentan algunas señoras, cuando la semana se acabe, el pueblo quedará tan sólo con las mujeres y los hombres más ancianos que han sobrevivido a este estilo de vida.

Mi corazón sufre y pongo a todos en manos de Dios, he terminado cansado pues el calor es mucho y es mucho lo que debemos hacer, rezaré mi liturgia y rezaré mucho para tener fuerza.

Martes

Día difícil, no por el trabajo, nos hemos bañado a jicarazos en la parte de atrás de la casa, al llegar mi turno una de las muchachas apareció por ahí buscando no sé qué… yo me avergoncé por su presencia pues estaba bañándome en short.

Ella estaba recién bañada con el pelo mojado y una ropa muy corta, no pude evitar excitarme.. ¿lo habrá notado?

Miércoles

Ha regresado mientras me baño y le he dicho que hablaríamos sobre esto. Cuando la llamé más tarde, me sonrió picara y me preguntó si estaba molesto y si era malo lo que hacía. Le dije que no estaba molesto, traté de mostrarme con mente abierta y amigable.

Ella se acercó a mí con su olor a recién bañada…

– ¿Qué? ¿No te gusto?

¡Me encanta! pero soy seminarista. Bajó la mirada y tocó sin pudor mi enorme erección.

– Creo que esta es mi respuesta.

– ¡Recuerda que soy seminarista!

Balbuceé sonrojado mientras huía, ella rió.

He pedido a los muchachos que no me dejen sólo con ella.

Jueves

Invité a la comunidad a rezar laudes por la mañana y a limpiar y embellecer la capilla.

Di tiempo libre mientras empezaba la celebración. Yo dormí y cuando abrí los ojos ahí estaba ella acostada junto a mí, estábamos solos.

Cerré los ojos moviéndome como si tuviera un sueño intenso y dejé caer mi mano muy cerca de su pecho, mi corazón latía aceleradamente ante la cercanía de esa parte femenina que era mi fascinación.

Volví a moverme simulando dormir colocando el brazo sobre mis ojos para poder verla sin que ella lo notara. Su enorme escote me excitaba y podía ver sus pechos.

Quizá ella sólo me siguió el juego, pues se levantó y dijo en voz muy baja, ¿estás dormido?

No respondí, ella cerró la puerta de la casita y comenzó a desnudarse, mi corazón latía con gran fuerza y temía que mi erección me traicionara.

Se acostó junto a mí, la veía sin saber que hacer. Nuevamente me moví y lancé mi mano muy cerca de ella.

Pude sentir como se acercaba muy despacio permitiéndome tocarla mientras simulaba dormir, su piel era suave y gozaba viendo esa blanca desnudez.

Comenzó a moverse despacio, mientras emitía pequeños ruidos, gozando, sudando, rozándome con su cuerpo desnudo

Terminó al fin, se vistió y salió de ahí dejando un aroma a gozo, a sudor.. a mujer…

Terminé el viaje y las fiestas comportándome como si nada hubiera pasado…

Nadie lo sabrá…

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