Nunca he sido de los que se queda enganchado, bloqueado o incluso paralizado, dándole vueltas a algo, siempre he pensado que las cosas como los bistecs vuelta y vuelta listo.

Pero ese día cuando subí al bus ya notaba yo que mi confianza, autoestima o como coño la quieran llamar, no estaba en su mejor momento.

Esperé a subir el último, el número que me habían asignado era de los delanteros, los cuales no me gustan nada para un viaje largo. Me gusta estar atrás a mi rollo, con mis cosas, aparte cuando llegó el bus me di cuenta que en su interior en la parte delantera ya venia lleno, se había concentrado el peso pesado de un grupo del incerso que me iban a acompañar en mi viaje a Francia. El grupo haciendo gala de su poderío ofrecía y exhibía todo tipo de quesos, chorizos, morcillas y de más embutidos de sus respectivos pueblos, todo esto acompañado por su correspondiente pan y bota de vino que no cesaba de rular, venían de Tarragona, llevaban poco menos de hora y media de viaje y ya se habían adueñado de todo el autobús y por desgracia asta de la complicidad de un conductor nada asertivo, no me hizo falta ni subir el primer de los tres escalones del bus, para darme cuenta de todo esto, solo por el puñetazo de olor que me dio y el rojo de la cara de sus ocupantes, me di cuenta que las cosas irían a más; ¿que podía esperar ya? No había marcha atrás. En los siguientes dos escalones me imagine el repertorio de chistes de gangosos de Arebalo, los grande éxitos de Gila con su teléfono, las batallitas de la posguerra, la melancolía de sus pueblos de la infancia, con el típico, antes siempre era mejor! Y el ahora no hay educación ni respeto, el vacile de la lista de enfermedades y dolores de cada uno, el pique por haber quien lleva más pastillas y para que. Sus competencia por haber quien atesoraba más difuntos, las viudas o viudos valen dos puntos! Después de empezarse a irseme la olla, pensé.

Que robo es llegar a viejo. Te lo van quitando todo y cuando lo único que te queda son tus recuerdos bonitos, llega el puto alzheimer y se los lleva.

De repente me acorde de mi abuelo y desee que se supieran aquella canción que el cantaba cuando iba un poco torcido , ósea siempre….SI LOS FRAILES Y LOS CURAS SUPIERAN LA PALIZA QUE LES ÍBAMOS A DAR, ESTARÍAN GRITANDO MÁS FUERTE. LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD… O algo así.

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