Lentamente transitábamos hacia el abordaje de la chalana, pronto iba a oscurecer, el ocaso tenía pinceladas de júbilo matizado entre el rojo y el naranja. El temor hacia la noche nos invadía. Sin embargo, mi cabeza se llenaba de preguntas. ¿Cómo cabían tantos carros? ¿Y si se hundía la chalana? ¿Cuál era la alegría tal que las toninas saltaban y bailaban regocijando a los viajeros? ¿Acaso olfateaban el futuro? De algo estaba seguro, naufragamos… si naufragamos…los pensamientos y las historias transpoladas a un pasado cardado en el dédalo de la memoria.

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