¿Cuántos viajes no has realizado? ¿Cuántas historias no te has contado? ¿Cuántos sueños no has fabricado? Dentro de cada una de nuestras mentes con unos grandes ideales por delante, con grandes ideas que planean cambiar al mundo, pero repito, ¿cuántas cosas no han sucedido todavía ? …

Él era joven, parcialmente alto, cabello medio rizado y con tonos dorados. Ojos color casi miel que te transportaban a otro universo solo de imaginar lo que aquellos han visto. Vestía sencillo de acuerdo a su posición, pantalón de mezclilla, playera blanca y tenis rotos. Poca ropa en su maleta, dinero suficiente y una gran cantidad de horas que le aguardaban para cumplir su cometido.

Después de varias horas de vuelo, retrasos y esperas, él llegó al lugar que creyó su destino. Después de dejar sus cosas en el hotel emprendió el viaje a la montaña con una pequeña mochila, pantalones para escalar y una chamarra que pretendía cubrirle de cualquier frío, caminó y caminó, y con cada paso que daba, el muchacho se iba conociendo cada ves más. Los colores del lugar eran asombrosos, rojos intensos, telas verdes, azules y moradas, los locales vestían todo tipo de ornamentos, sin dejar a un lado su tradición. Barbas largas y cabellos kilométricos distinguían las bellas miradas de cada ser humano con el que él se cruzaba, los paisajes iban cambiando por kilometro de una forma inigualable.

Pero no fue todo, tuvo la fortuna o desgracia de conocer a alguien, un tipo más alto que él, nada fornido, cabello negro, tez blanca y ojos obscuros, relativamente esquelético y de vibra diferente. Este otro tipo llevaba ya tiempo caminando, no precisamente para llegar a la cima.

Entonces, el muchacho le preguntó: ¿De dónde eres? A lo que el tipo le contestó: De no muy lejos, no creo que lo conozcas, el lugar. Pero tú, tú te me haces conocido … el muchacho un poco desconcertado le preguntó de donde creía conocerlo, y con cautela, un poco de miedo y una mano engarrotada en la cruz de su abuelo dentro de su chamarra comenzó a caminar un poco más rápido. Tienes una bonita familia, le dijo el tipo, dos hermanas no? Las quieres? Supongo que sí … digo para que estés pensando siempre en su bienestar, debe parecer así.

La cara del muchacho se pasmó, abrió los ojos en forma sorpresiva y un escalofrío recorrió su cuerpo en cuestión de segundos, no supo que hacer, correr … ¿ hacia donde? El espacio era muy grande, ¿querrá hacerle daño? Quizás ya lo habría hecho, llevan horas caminando … ¿echar el grito? Y que dirá que un tipo que no conoce sabe cosas de él? Y aún así quien va a escuchar, si no hay mucho más que la naturaleza a su alrededor …. El muchacho estaba solo.

Después de una pausa prolongada, un significante aumento de velocidad en sus pasos y menos de cinco minutos el tipo le dijo: ¿tienes miedo verdad? A lo que el muchacho no contestó. Conozco más de ti de lo que tú mismo sabes, se lo que vienes a buscar, se que estás desesperado, se de tus sueños, tus ideas, tus grandes amores y tus dolores. Tranquilo, no voy a hacerte daño, dijo el tipo. Solo vengo a proponerte algo…

Llegando a las faldas de una montaña se encontró con un enorme animal gris, cuatro gordas patas, grandes orejas y una larga trompa. Parecía esperarlo. Al subir en el, el muchacho llegó.

La cima era un lugar relativamente tranquilo, se podía escuchar el viento volar y se veían las melodías que éste tocaba al rosar cada parte de la naturaleza que existía allá arriba. Las plantas, crecían poco a poco sin perder el detalle de su evolución, el polvo migraba cada ves más rápido de lugar en lugar, el agua caía sin detenerse formando bellísimas caídas como el cabello de una princesa, las nubes viajaban de un extremo al otro descubriendo de vez en vez a la luna y a las estrellas, y el sol, el sol ardía con una intensidad que sorprendentemente no quemaba.

Y estaba solo él, solo él y el mundo que tenia debajo, con esa ola de sensaciones que creía no cabían en su mediana estructura.

El muchacho había llegado. ¿Llegó a donde planeaba llegar?, Sus hermanas, ¿están bien? ¿El tipo que conoció, que le propuso? ¿quién era?.

Hay preguntas que muchas veces no podemos ni podremos contestar jamás, no solo por que no sepamos la respuesta, sino por que la explicación disponible no es suficiente para creer en algo más, para creer que lo que ha pasado estaba escrito por alguien que piensa que es lo mejor. Lo que si sabemos, es que tenemos decisiones, tenemos sueños, tenemos un tiempo determinado para crear historias, compartir experiencias y creer en ideales que nos proponen y que podemos también proponer, en cuanto al muchacho, hay una gran incertidumbre sobre lo que se le propuso, como llegó, y que pensaba, pero de lo que podemos estar seguros es de que él apenas comenzaba su viaje …

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