La sorpresa
Cruzaba a diario por esa Plaza de Cibeles, como si fuera mi carnet de madrileña. Aquel día fue distinto a todos; atendí el teléfono tan desprevenida. –¡Salió el trasplante, mamá! Entro a quirófano. Los órganos vienen de Madrid.- escuché del otro lado. No se reconoce la trascendencia del instante hasta que sucede pero la perplejidad...