AMAR con la cruz a cuestas.

AMAR con la cruz a cuestas.

De tanto querer amar

se me pararon los pies. 

de tanto querer andar

el corazón se me fue, 

de tanto pensar en ti, 

se me borró de la mente 

el trazo de tu perfil

y a rebuscarte vengo

en plenitud de marea

y entre oleadas de gentes, 

a recobrar mi corazón errante

a grabar tu perfil 

limpio y sereno, 

para que sirva de besana a mi mano

y sea capaz de trazar un mundo bueno, 

para mis enemigos silencio. 

para mis amigos descanso

y para los costaleros mis versos…


así siente el Poeta y se derrama tras  senderos de vida que abrieran surcos 

de dolor en el alma… 

LUZ, luz, todo el cuarto lleno de luz, solo bastó tu presencia para llenarlo. 
Y cuando no hay bálsamo a las heridas, tan solo pisadas y huellas por caminos  inciertos sin esperanza…

Dime qué sientes penitente 

al apagar el Sol su resplandor, 

dime cuando el dolor te acompaña,

a quien clamarías,

cuando te ahogas a quien rezarías, cuando estás atrapado 

¿qué puertas abrirías?
Y si llega tu alma despierta hasta la aurora…

con que colores pintarías tu cielo gris

¿bajo qué sabanas frías derramarías tus lagrimas,

y donde acunarías tu sonrisa?

¿Por qué prado verde yacerías?

cuando todo te fuera negado y ni un viejo corcho se acercara a tu mano…

¿Qué misterio te llevaría a seguir el curso de tu río y cuándo y cómo y en cuál tronco te apoyarías?

Mira al cielo, quizá te cuente por que nacemos ciegos y en la tierra tu vida lleva caudal imparable en torrente; por encima de tus nubes, montañas, deseos, anhelos, dudas ¿qué te sostiene?

Abre la mirada y que la luz del sol no te deslumbre,

ni el blanco de la nieve te encandile; es único tu tiempo, y única tu vida, es tu momento. 

Es la que transcurre si tú la mantienes con él cristal limpio cuál manantial bajo el profundo laberinto de tus andas, si persistes, puede que encuentres a tu Dios.

Al vuelo la melancolía

del ave solitaria

que busca cobijo

abajo, el sauce llorón,

sobre la piedra,

bajo los álamos se alivian los corceles,

en esta estación,

yo por mucho que me muevo,

no encuentro ni agua,

ni cielo,

ni calor,

ni verso.

                       AL ARRASTRE

Se derraman mis pupilas como a la mar la espuma,

¡todo me estremece!

suena extraño el crujir del mar, 
anda vago mi corazón descalzo, 

que solo expresa lo que mi alma siente.

Recogen las arenas mis pesadas huellas,

se abren movedizas a mis pies

y se vacía mi alma,

dura la despedida,

polvo de Estrellas,

seres queridos…

me dejaron un frío que caló hasta el tuétano,

mis fuerzas se apagan,

mi cuerpo se vence,

necesito irme de mi,

¡si fuera posible!

ya yo.., ni lágrimas

yo ya.., ni suspiros

ya yo ni me encuentro sin ella…

mi referencia, mi norte, mi guía,

sin sus desvelos, sin su sonrisa, sin su calor, sin sus besos…

Fueron tan bellos los que generosamente nos dieron la vida.

Bendición para esas personas y aquellos momentos vividos a un tiempo y a sus recuerdos. 

Sonrisas de niños…

rompen los silencios

van pasando duros tragos por mi garganta, 

cuando arañan mi vientre los sentimientos, 

surcos horadan mi frente,

mojo mis mejillas,

como el mar la orilla

y me duelo como ola en la rompiente,

subo, bajo, rompo y me revuelvo, 

en la mente su olor,

anhelo su calor 

y mi cuerpo se hace un nudo estrangulado

¡Y de milagro,

… no sé ni cómo sigo viva!

Y la Semana Santa remembranzas,

cómo se agolpa el dolor,

nos muestra el Cristo crucificado,

con su corona de espinas y la daga que atraviesa su costado, 

Y Sevilla se viste de azahar, de incienso, de músicas celestiales, por sus bandas de cornetas y tambores que dan conciertos bajo su cielo azul y tras caer la tarde, su luna brilla al paso de vírgenes dolorosas, acompasadas por las mejores marchas que jamás pudiera imaginar el cofrade, Angustias, Resurrección, “Soleá” dame la mano, Estrella sublime… y un sin fin de nuevos creadores vibran para no parar de crear, entre ellos Pascual Gonzalez con su marcha Baratillo pregonero por excelencia, Julio Pardo que se enamoró de Triana por su calle Pureza siendo de Cadiz, de Manuel Marvizón y su Hiniesta y Candelaria, que acompañarán por siglos la pasión, muerte y resurrección del Señor por sus calles y plazas…

POR TI MUERO, SEVILLA…

Sin reconocerte, sin recibirte, sin verte a mis años te diviso desde lejos en mis recuerdos de niña.

Mi alma quedose ciega,

tras los paseos,

que por Betis, compartimos, entre olores de romero y las moñas de jazmines, nuestros primeros amores

bajo tus puentes Guadalquivir, que embelesas, 

canal de sensaciones donde navegó mi barca,

para soñarte despierta

con todo lo que te abraza.

Redonda son tus fuentes

y extenso tú puerto inmenso, 

rodearon mi mundo abstraído, romántico, inconsciente.

Porque te hice mía añorada en mis sueños 
entre la sorpresa y el deseo anduvo mi juego 

cuál joven efervescente.

Bordeando tus torres,

tan altas y esbeltas.

Tu río de plata

y lo que quedó de tu muralla…

¡que te hizo tan fuerte!

tu cielo azul tu luz y tus gentes.

Y al paso de la Virgen de las Aguas…

¿PARO O MUERO?

Desde la calma, qué no desde la quietud, tras los años cuajados de lucha y aspavientos,  arribada a buen puerto, veo mejor tu cielo y me detengo.

                                              MECE…

mece Sevilla un cantar; saeta  piropo y llanto, 

mece Sevilla una imagen, banda del Sol, sentimiento de hermandad, que guarda la devoción y la tradición. Desde el silencio y el respeto vierte Sevilla su arte,  en saetas el cantaor al Cristo de laSalud, del Amor, y El Cachorro, El Gran Poder y Pasión, y el Museo y Las Penas y El Calvario,  La Esperanza Trianera, MACARENA y su Cautivo, el Silencio, MADRUGA de jueves Santo¡oh Cristo de los Gitanos!

¡Ay Virgen de mi amargura!

quien te pudiera llevar y a Jesús entre mis manos, 

desde el Domingo de Ramos

Con ese amor que permanece Nazareno, tras vivir año tras año, en Sevilla…

¡Unidos en oración, con fervor! 

¿Qué nos hace más y más humanos?

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS