Auri Losada<?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» />
– Hola, ¿Qué tal vuestro nuevo inquilino, se adapta? ¿Os adaptáis vosotros a él? ¿Colabora en las tareas domésticas?
Antonio di Luca
– No te lo vas a creer, hemos decidido dejarlo sólo unos días, frente a la pared, como estaba cuando os marchasteis. Lo cierto es que ayer intentamos explicarle de qué iba esta cosa del patrón de casa y el robot, pero se mostró confuso, se fue como encerrando en sí mismo poco a poco, agachó la cabeza y se metió de golpe contra el cargador. No queremos ni pensar en lo que pasará cuando se sienta fuerte, lleno de energía hasta el cepillo, destilando voltios por las antenas y dispuesto a comerse la alfombra de rabia. No ha querido ni escucharnos, y eso que nos pasamos casi una hora leyéndole el contrato e instrucciones, con voz suave, casi tiernos, haciendo pausas para ver si al menos asentía con esa cabezota llena de tornillos y conexiones que tiene. Bueno, ya sabes que él es todo cabeza, y eso es lo que más nos preocupa. Menos mal que cuando comience a hacer ejercicios para aquí y para allá se va a desentumecer. Nosotros queremos que se mantenga en forma, no se compra un robot como si tal cosa todos los días. Le hemos jurado por sus tuercas que lo vamos a querer como si fuera la mejor de nuestras escobas o cepillos. Vamos, más que a nuestra fregona. Fue entonces que se giró un poco y se puso a hesitar. Y hasta ahora.
– ¡Qué bueno, cómo me reí esta mañana al leerlo! ¡¡¡Vaya Cuento!!!!
Antonio di Luca
– ¡Hala, tú a reír, pero nosotros arrastramos la carga y la monserga! Menos mal que desde anoche no ha vuelto a moverse ni hacer ruiditos. Compadecidos, hemos decidido bautizarlo siguiendo vuestras ideas. Le hemos puesto Bauti-2 PI. R, en honor a su capacidad de dar vueltas precisas alrededor del cuarto, ya sabes. Me hace acordar al perro de una amiga. Pobre -el perro, no ella, que como muchos de los de su raza se volvió majara y no paraba de dar vueltas intentando morderse la cola, la de arriba, y girando, girando se recorría todo el salón, se metía debajo de nuestras piernas, a veces nos hacía trastabillar, y al final caía rendido panza arriba. Sólo se calmaba cuando lo sacábamos a pasear y a montar en el coche. Teníamos que llevarlo a algún sitio fuera de Madrid, con árboles y otros perros dando vueltas. Me temo lo peor cuando BAUTI se decida a ponerse en marcha. Creo que toca hoy a las 20,00 PM. Todo en él es muy geométrico y matemático, pero al mismo tiempo sentimental. A veces pensamos si hemos hecho bien en comprar un tercio de la suscripción a EL PAIS de un amigo, y lanzarnos como locos a recortar cupones del robot danzarín. ¡Y tú riéndote! No hay derecho.
-¡En serio, puedes hacer un cuento sobre BAUTI-2PI. R, está genial!
Antonio di Luca
– Y eso no es todo querida amiga. Hoy, por fin, llegó el gran momento de la prueba y hemos tenido sorpreson, mejor dicho, casi nos caemos del susto que nos ha dado el muy BAUTI. Celia ha llegado a creer que debíamos cambiarle el nombre y ponerle AUTI-2PI. R, porque el tío robot en cuanto se sintió cargado hasta las reservas electrónicas se puso a dar vueltas, brincar en las esquinas, ir para adelante y detrás y repasarse el sitio de 30×30 (nunca de 70×70 como dice el librito dichoso), como un poseído, tal como el perro de nuestra amiga, que en paz descanse -el perro, que la amiga goza de buena salud, pero no quiere saber nada de perros chiquitines y volados-. Celia fue la primera en descubrir el asunto, y concluyó que aquello no era cosa de un Bauti-sta a toda prueba, sino de un cortocicuitado de nacimiento, el pobre. Tanto fue el susto que empezamos a pensar que deberíamos recurrir a la compañía eléctrica para solicitar el auxilio de sobrecarga. Lo que más nos dejó espantados fue que el cabezón reculaba frente a dos pedacitos minúsculos de papel con los cuales no quería saber nada, y eso que yo intentaba doblegarlo con el mando a distancia, pero se ve que el tío estará desajustado, pero tiene bemoles, y se resistía. Gracias a Edison, patrón de todos los electricidios, terminamos por darnos cuenta que le habíamos metido el programa más respondón, el llamado SPOT, que como su nombre indica no sirve más que para aferrarse a los 30×30 hasta sacarle brillo si la cosa, dice el manual, está más sucia de lo debido. Y que hay que tener cuidado, porque si no es capaz de llegar hasta el piso de abajo. ¡Que alivio! Sobre todo para Esperanza que le gusta escatimar en eso de las ayudas a la vivienda. ¡Una soireé completa, ya te digo!
– ¡BAUTI o AUTI por fascículos! ¿Que pasará mañana ….?
Antonio di Luca
– Por ahora nada. Silencio en la noche, ya todo esta en calma. Que decía el tango de Gardel en referencia a la Gran Guerra. Los hombres se matan, y nosotros vamos a cargarnos a Bauti-2PI. R sino corrige sus electro-corto-circuitos, y se pone a trabajar en serio. Uno busca lleno de esperanzas -también lo decía el tango-, y piensa acerca de la relación hombre-robot, que todos sabemos que aún no está clarificada la cosa. Y eso que es tan lindo, el BAUTI, que dan ganas de acunarlo y darle besitos. Ayer le quité el pañal de plástico para ver toda la caquita basurera que se había manducado, el muy tragón, pero el pañal resultó ser más pequeño que para Chihuahua de Liz Taylor. No sé donde lo mete todo, o si de verdad se come algo, con tanto ruido que hace que a veces parece tanque de los rusos invadiendo el occidente. Total nada. Cabe más en un paquete de tabaco large para señoritas de aquel «Chicote», que es donde, una vez fumados todos, sirve para guardar las cositas de coquetería de barra nocturna. Hay mucho que aprender. Y uno, al fin, por más que quiera, es humano.
– … Bueno. AUTI, AURI, BAUTI, BAUTE. Ya veremos que pasará. Por ahora tenéis que alimentar a uno más en la familia, y viene en mal momento. Quieren subir un diez por ciento su comida eléctrica. En fin…
Antonio di Luca
– ¡Uncroayable! Resulta que mi Bauti-2PI. R tiene hermanos. ¡Pero de buena familia! Lo acaban de decir por la radio, en esas horas en que, cuando te desvelas a tontas y locas, la enciendes y te la pones bajo la oreja para no molestar, sólo para fastidiarte a ti. Entonces en el programa de la SER Digital lo escuché. Hablaban de un poderoso robot limpia que te limpia similar en todo a Bauti. Lo único es que el otro resultó ser de buena familia, marca conocida, buen marketing, precio exagerado, y más preparado para la vida de limpia suelos profesional. Total que lleva cámara de TV incorporada para trasmitir por dónde va barriendo -lo decía el robot-, y con las imágenes que se reciben, vista al frente, el tío se va programando la jornada para ahorrar tiempo y electricidad. Es igual de cabezota, pero tiene adelantos sin cuento que haría que mi robot enrojeciera de envidia, o de rabia limpiadora, vaya usted a saber, se sentiría despreciado y no sé lo que podría llegar a hacer en su congoja. Resulta que el otro, al que podríamos apodar «Duque del barrido circular con escobilla» es de la Samsung esa, y todos lo halaban por lo bien automatizado que está, y como se las arregla para calcularlo y organizarlo todo. No como el mío, pobre 2PI. R de pacotilla, que tienes que estar vigilándolo a ver si te la monta o no. Aunque hasta ahora sólo lo ha intentado con los zócalos, lo de montárselos, porque va como salido, tal que can de pueblo en perrera de señorcito, y a lo loco. El Samsung debe ser un campeón de la limpieza circulante, se las apaña solito, y encima dicen que lo deja todo más pulcro que ropa interior de soldado con permiso después del deber. Lo he mirado en sueños al Bauti, y no pude evitar un nudo en la garganta mientras me daba la vuelta número diez sobre la almohada, como para no escuchar. Pero ya me había desvelado, y se me quedó la cabeza dando vueltas, homogeneizado con el BAUTI. ¡Te lo juro, cada vez lo comprendo más!
Antonio di Luca / Marzo 2014
(Con la colaboración de Aurelia Losada)
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