Mi pasado epistolar.
A veces aun recuerdo cuando escribía cartas a mis amigas de otras ciudades, incluso algún novio en la distancia; Puedo recordar vivamente las sensaciones que me recorrían, la ilusión que me producía ver al cartero, un poco tartamudo, doblar la esquina de mi calle, yo esperaba ansiosa desde mi puerta a que me mirase con un gesto de aprobación, eso significaba que había una carta para mí.
Cuando no recibía mi carta semanal me embargaba una gran tristeza, y maldecía al correo, que se fue ganando una fama, no sé si merecida o no, de ser muy lento.
Hoy me parece tan lejano y obsoleto…da pena, a mí me gusta escribir a mano, leer en libros de papel…. Ya solo me escribe el banco, ¡y ni siquiera a mano!
Si la tecnología sigue avanzando, que lo hará sin duda, se nos irá olvidando asta como coger un lápiz, y ya nadie tendrá un callo en el dedo corazón, o anular, y eso tenía su aquel….
Entonces era genial, podía meter casi de todo en un sobre! Todos mis pensamientos, mis ilusiones y todo lo que acontecía en mí día a día, anhelo aquél tiempo, un tiempo epistolar.
Un tiempo que pasaba más despacio, y dejaba más lugar a la imaginación, íbamos más calmados, me gustaba más.
Pero no puedo dejar de reconocer que gracias a la tecnología, hoy sólo tienes que encender un ordenado conectarte a internet y, magia! Tienes todo el mundo ante ti, y eso es maravilloso también; aunque puede resultar caótico, y puedes perderte y entrar en una vorágine que al final no te lleva si no, a un gran cansancio de ojos.
Por otra parte está la información, o la forma en que la recibimos , tal cantidad de cosas y tan deprisa, que se nos pierden los detalles, por no decir que no asimilamos todo, y no retenemos casi nada, gozamos de un acceso tan directo ante cualquier duda, que nuestra memoria es cada vez más precaria y no nos damos cuenta.
Lo que sí es seguro, es que esta nueva era, por llamarla así, ya no hay quien la pare, resultaría absurdo retroceder ahora, por lo tanto en nuestra mano está, tomar y utilizar al Dios tecnología en las dosis adecuadas.
Y entonces comenzamos el día mirando el móvil, leyendo mensajes o enviándolos, y así todo el día, cada veinte minutos miramos y tocamos los botones…. y así todos los días ¿?.Antes se trataba de llevar el móvil más pequeño, si no eras un hortera, ahora se trata de llevar el más grande, si no te quedaste antiguo, pero nos hemos vuelto locos?; y tenemos un cajón lleno de móviles de distintos tamaños, modelos, colores y precios.
Toda nuestra vida, todo nuestro entorno, estamos rodeados por la tecnología, casi para todo, y me atrevería a decir que nos controla y nos guía, mientras nosotros no somos conscientes de esto, más bien pensamos que es al contrario, que está a nuestro servicio, ingenuos e incautos, funcionamos como autómatas en la mayoría de ocasiones.
Cuando nada más llegar a casa, o al levantarnos de la cama, lo primero que hacemos es encender el televisor, o la radio, por supuesto el móvil lo miramos mucho antes, me hace sentir condicionada, y en alguna ocasión me ha causado un poquito de ansiedad, si se te queda el móvil sin batería ya estás corriendo a cargarlo, me niego.
A mi manera, le hago boicot, o quizá me lo hago a mí misma, pero de vez en cuando no enciendo el ordenador en semanas, incluso meses, y si la batería del móvil se gasta, tampoco lo cargo, en semanas, me niego a vivir permanentemente localizada, lo cierto es que tampoco me hace falta, no lo echo de menos, más bien me hace sentir libre, de veras.
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