Y fue así entonces,como aquel pobre hombre,recluido y cabizbajo en su propia mente,decidió esconder su pena y miseria como un inocente niño asustado se resguarda tras las sabanas de la cama ante los posibles ataques de su monstruo imaginario, en la obscuridad de su alma,donde nunca nada ni nadie podría encontrarlo y lo mas importante, hacerle daño.Pero esta quizás sea otra historia igual a otras miles de historias donde aquel hombre tiene el mismo final en todas o con pocas variaciones que podrían deducirse fácilmente analizando la mente del tipo de persona que la escribe,llegando incluso hasta el punto de ridiculez tal de escribir un final feliz que no existe a un sujeto hipotético que no es mas que el posible espejo de quien escribe este texto sin pies ni cabeza, donde no hay un principio concreto y sí un final inconcluso.

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