[Fase REM. Finaliza 04:25:45 am, 27/07/1986]

Transcripción del registro videográfico:

[04:26:05 a.m.] Nuestro joven se despierta, busca a tientas las alpargatas, se calza y camina hacia la cocina tanteando las paredes para guiarse a través del pasillo. Apenas se filtran por las hendijas de la persiana algunas líneas de luz artificial desde la calle. Abre la heladera iluminando la cocina. Toma un vaso del escurridor, lo colma de agua, de agua fresca de la jarra que está en la puerta, y la bebe con avidez. Vuelve a colmar el vaso, deja la jarra y cierra la heladera. Regresa al dormitorio derramando agua en el camino. Apoya el vaso en la mesa de luz. Se descalza, entra en la cama, se arropa y duerme.

Transcripción del registro límbico y de córtex.

[04:26:05 a.m.] Se pregunta por qué despertó. Aún es de noche y no sonó el despertador. La noche es extrañamente calma. El infierno de colectivos y autos se calló. [N.T. se esfuma el registro verbal, posiblemente en un intento de reconciliar el sueño, comenzamos a ver ruido hasta que retoma línea de pensamiento] Sed. La ciudad entera duerme. Todos menos él. No se pueden oír las peleas de los de al lado, ni sus portazos, ni el bajar y subir del ascensor, ni nada. ¿Había abierto los ojos en el momento exacto de despertarse o los había abierto después? No puede recordarlo. Despertó porque tiene sed. Hace frío y seguramente no queda mucho tiempo antes de que suene el despertador. Sopesa las posibilidades: intentar dormir de nuevo sin levantarse o hacerlo, pasar frío, saciar la sed y rogar volver a dormir sin mirar el reloj para no tentar al desvelo. Claritas. [N.T. La palabrita apareció como una campanada en su cabeza, en un segundo plano, más cercana a la circunvolución temporal media. Y como una campana comenzó a resonar, Claritas…] Resuelve levantarse. ¿De dónde había salido esa palabra? De todas las cosas que le habría gustado saber y no sabe, el latín es una de las que menos le pesa. [N.T. Claritas, claritas retumba como trasfondo de sus pensamientos]. ¿Era Joyce? Integritas. consonantia, claritas. Se admira de cómo ese trío de palabras acude solo a su cabeza sin que lo llamara. Lo había leído, lo había subrayado y lo había dejado para después. Qué delicia el agua. Es una cita de Aquino. ¿Abriría el libro para releerlo? ¿Podría ahora desenredar el significado de esas tres condiciones para lo bello? No. Ahora debe volver a dormir. El arte es sustantivamente bello y adjetivamente verdadero, o sea no es verdad, es verosímil, el arte, si es arte, y por lo tanto bello y verdadero, es entonces integro, armonioso y luminoso pero ¿qué cosa es indiscutiblemente bella? Doy vueltas y mi mente en blanco (en negro, más adecuadamente) no me entrega una imagen, ni un sonido, ni una palabra que se me parezca indiscutiblemente bella [N.T. Se torna completamente verbal, habla consigo mismo. El registro imaginario da cuenta de cientos de imágenes que se les presentan a las que prefiere ignorar, su madre, paisajes agrestes, esculturas griegas, pinturas impresionistas] La cama aún está tibia. Se acomoda buscando el calor de la chica y estira las piernas debajo de las sábanas en un escalofrío de placer. Eso es bello. Pero no estéticamente: pornográficamente bello. Lo estéticamente bello no provoca aversión ni deseo, es estático. Ella le provoca deseo. [N.T. Una imagen irrumpe con fuerza acallando todo registro verbal: un río de pradera planchado al atardecer de un día de verano; el sol escurriéndose entre nubes generando una paleta de anaranjados y dorados que se reflejan en el agua; el viento suavemente mece las hojas de un sauce, el niño, que podríamos inferir que es él, corre sobre el pasto verde y húmedo hacia una mujer que lo recibe alzándolo, sonríen].

[Inicio Fase 1. 04:27:32 a.m.]

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