En un cuarto yacía un chico confundido. No sabía que hacia ni porque estaba ahí. Solo se preguntaba cómo salir. Solo una puerta había en el cuarto. Por tanto el chico fue rápidamente hacia ella y la abrió. Extrañamente solo encontró otra habitación igual. Sin embargo en este nuevo cuarto se encontraba una persona. El chico corrió de inmediato hacia esa persona, que resultó ser un hombre con aspecto pálido, pero no podía verle bien la cara, pues estaba cubierta con una capucha negra, aun así, trató de encontrar una respuesta por parte de él. Desafortunadamente la persona no respondía a ninguna pregunta. El muchacho estaba desesperado, no sabía ni porque estaba ahí. Solo era un joven de 20 años del cual había pasado por situaciones complicadas. Sus padres se habían separado, su novia lo había dejado y su tristeza solo se profundizaba al estar en ese sitio desconocido. Su nombre no era importante, su situación era su verdadero problema.

Sin tener respuesta alguna del sujeto que se encontraba en la habitación, el joven noto que había otra habitación al otro extremo del cuarto. Rápidamente corrió y abrió la puerta, teniendo la esperanza de encontrar la salida. Para su infortunio, encontró el cuarto exactamente idéntico. Curiosamente había otro encapuchado en el cuarto. El susto que estaba experimentando era descomunal y su mente estaba saliendo de sí mismo. No teniendo otra alternativa, se acercó al nuevo encapuchado y le preguntó desesperadamente donde estaba y como podía salir de ese sitio desconocido. No teniendo ni siquiera un movimiento de parte del extraño, solo se derrumbó en el suelo. Otra puerta al otro extremo se encontraba en ese cuarto tal como las anteriores. Con una leve esperanza abrió la puerta mientras se arrastraba como un gusano. Abrió la puerta lentamente, para que su tortura lo termine de descolocar y vea exactamente el mismo cuarto con otro encapuchado.

La esperanza se rompió en mil pedazos, sus lágrimas caían como canilla abierta de par en par. No teniendo más remedio, buscó cualquier tipo de ventana o ventilación que lo ayude a encontrar otra salida. Pero nada había más que las dos puertas que conectaban las habitaciones. Una cama y el mismo encapuchado que parecía una sombra sin conciencia. Al ver que no había nada que hacer para salir de ese horrible laberinto, ya con toda sus ilusiones perdidas, se tumbó en la cama al lado del encapuchado y comenzó a llorar desbordadamente. Gritó y gritó, preguntándose porque estaba ahí. Sorpresivamente, el encapuchado se dio vuelta y con su cabeza inclinada hacia abajo le preguntó, si entendía la importancia de la vida. El joven no entendió la pregunta, pero la respuesta del extraño lo sorprendió. Le comentó que él estaba ahí, porque sus acciones lo llevaron a ese lugar. Levantándose de la cama el encapuchado exclamó:

-Estas habitaciones son la representación de tu mente. Aquí tu mente expresa lo que sientes.

El joven no comprendía lo que el extraño le decía. El encapuchado volvió a explicar.

-Este lugar refleja desesperanza porque tu mente así lo quiso y tú solo te encerraste en este laberinto sin fin. No importa cuántas habitaciones cruces. Siempre encontraras lo mismo. Porque así es como tu mente funciona ahora. Sin esperanza ni ilusión.

El chico pedía una explicación más directa, todo lo desconcertaba.

-No recuerdas porque estás aquí, porque te has negado a ti mismo, no ha aceptado la realidad, y recurriste a la rendición y abandono de toda fe. Por esa razón todos los cuartos se repiten y no hay nada nuevo en ellos. Solo un bucle que se repetirá, a menos que…

El extraño cayó en silencio. El joven le preguntó con desesperación que tenía que hacer para salir. Era capaz de hacer cualquier cosa con tal de salir de ahí.

-Debes tomar las consecuencias de lo que te toca y afrontarlas. Solo así saldrás de aquí y volverás a tu mundo.

El joven seguía sin comprender.

-Sabes porque te encuentras aquí, pero no puedes recordarlo. Al haberte rendido solo recuerdas tus desgracias, pero no recuerdas tus acciones posteriores. Las personas que caen en este laberinto de habitaciones, lo hacen porque renunciaron a su propio ser.

En ese momento, el chico tuvo un flash de una terraza a la cual se vio así mismo parado.

-Creo que ahora lo empiezas a recordar. Por suerte para ti, aún hay esperanza, solo debes darte la seguridad de continuar y enfrentar tus actos. ¿Estás dispuesto a tomar de nuevo las riendas de tu vida?.

El joven asintió. Ya recordaba que había pasado antes de caer en ese lugar.

-Pues bien, entonces te haré volver.

El encapuchado inclino su cabeza hacia arriba y miro fijamente al chico. El asombro del muchacho al ver su cara en la del encapuchado lo shockeo. Instantáneamente, el extraño se hizo polvo, quedando tan solo una bola de luz que entró directamente a su cuerpo. En ese momento sintió como el corazón le latía con fuerza y su cuerpo se desvaneció de la habitación. Inmediatamente abrió sus ojos y noto como su cuerpo se encontraba totalmente vendado y con un respirador en su boca. Se percató que había médicos con sus desfibriladores en mano, notando como su indicador de pulso marcaba una frecuencia estable. Todo le había cerrado, todo ya tenía sentido. Pero jamás iba a olvidar lo que vivió en ese lugar.

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