De la sangre emanan voces que revientan y hacen perecer el alma. me considero alguien que sus instintos le han jugado diferente a las normas naturales, sencillamente soy alguien enfermo. Dirán algunos que no entienden porque he descrito sobre la sangre al principio, y les diré que la pasión me hizo querer a mi hermana. Tenemos la misma sangre, y por tanta ética y moral que me han instruido, el deseo y el amor salvajemente los borra como papel mojado. El coctel de recuerdos fue el plato principal del amorío que hoy contengo, y uno de sus ingredientes fueron los viajes de verano que hacia con ella, en donde eran los únicos espacios en el que podíamos hablar, porque ella vivía con mi padre, muy lejos de mi madre y yo. Éramos niños, y recuerdo que la primera impresión que tuve de ella fue lo divertida y sociable que era con todos, mantuvo su forma de ser para toda la vida. Empecé a notar que al lado de ella el sufrimiento era cosa de olvido, mas importante que mis penas era presenciar su fino y largo cabello y contemplar el cielo mientras dormitaba bajo sus brazos.
Dios me trajo al mundo, y es lo peor que me ha sucedido. Lo se, estoy siendo egoísta, pero ¿acaso merecía ser juzgado por como nací?, no creo que mis palabras lleguen tan lejos, Dios me ha hecho diferente y desgraciadamente para la humanidad eso es pecado. Nunca abuse de mis instintos sobre mi hermana por mi cuenta. Tenía 18 años cuando le confese el romance que sentia por ella, no he tenido acto mas valeroso que ese en mi vida. Simplemente con su mirada supe el fuerte golpe de sentimientos que guardabamos juntos. ese mismo día, en el campo de mi madre, sentí lo agradable que era compartir el cuerpo y el alma con ella. El cielo presenció el verdadero amor, sus abrazos, y su dulce voz susurrante diciéndome te amo.
La vida es una ironía, las personas estan tan acordes que ellos mismos se ciegan de su alrededor, se les olvida las repercusiones de sus actos. Ahora me obligan a escribir un último deseo, no se que desearía, porque lo que mi cuerpo quiere fue lo que me condenó a muerte. Veo las rejillas, sucias y viejas, no se si dejar de escribir o seguir, mi alma se siente frustrada. yo se que no existe el delito, ella me amaba. No se quien nos habrá espiado, ni deseo saberlo, no es culpa suya sino mas bien del humano por ser tan degradante. Me siento arrinconado, no deseo ser libre sin tener nada porque me lo han quitado todo. Soy diferente y nadie tan simple tiene la dignidad de obligarme. No me van a ejecutar, yo mismo me ejecutare, porque puedo escapar de aquí pero eso no es lo que quiero. Quiero safarme de las leyes y los prejuicios. el mundo rechaza y rechaza y solo los mediocres quieren comportarse y pensar igual. ¡Oficiales!, ya tengo lo que querían:
Morir, he aquí mi último deseo.
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