Siempre dices que nunca más, y casi siempre vuelves a repetir.

Siempre dices que estás seguro/a, y a veces te contradices.

Siempre dices que lo harás, que lo dirás, que cambiarás ciertas cosas, que llegará el momento, pero terminas dejándolo para después «sin remedio».

Siempre dices que no te fallarás, que no sufrirás más por esto o por aquello, ni tampoco le/les fallarás, y terminas pecando de nuevo en lo primero, y como consecuencia, en lo último y viceversa.
Pero siempre terminas perdonando y perdonándote.

El corazón siempre es el que siente y se resiente. El corazón siempre está reñido con la razón. Es una guerra constante. Deseamos o intentamos que lleguen a un acuerdo. Pero pocas veces lo conseguimos.

Siempre nos queda la tarea pendiente de cumplir con mucho de lo que pensamos, decimos, y de cambiar el futuro por el «ya».

– » Debería dejarme llevar por la razón. Así me evitaría malestar, disgustos, tristeza… Sería más coherente, me iría mejor. Pero… por otro lado me perdería las maravillosas sensaciones que solo provoca el sentir, el dejarte llevar por cada latido, dejaría en parte de ser yo … ¡ No, NUNCA MÁS !, que luego mira lo que pasa…»

Y, entonces…

Siempre dices que nunca más, y casi siempre vuelves a repetir.

Siempre dices que estás seguro/a, y a veces te contradices…

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS