“No tengas nada en las manos…”

“No tengas nada en las manos…”

Amanda Smidth

21/04/2017

No tengas nada en las manos
ni una memoria en el alma,

que cuando un día en tus manos
pongan el óbolo último,

cuando las manos te abran
nada se te caiga de ellas.

¿Qué trono te quieren dar
que Atropos no te lo quite?

¿Qué laurel que no se mustie
en lo arbitrios de Minos?

¿Qué horas que no te conviertan
en la estatura de sombra

que serás cuando de noche,
estés al fin del camino?

Coge las flores, mas déjalas
caer, apenas miradas.

Al sol siéntate. Y abdica
para ser rey de ti mismo.

Fernando Pessoa



— ¿Has oído alguna vez el término bioética? o ¿eutanasia pasiva? Tú qué vas a escuchar nada, si lo único que te ha interesado siempre es aquello que pudiera engrosar tu patrimonio. Te has reído de mí y me has llamado “bohemia soñadora”, me has tachado de perder el tiempo en pensamientos irrelevantes. Yo, sin embargo, sé que eres un pragmático frío y calculador, sí, somos diferentes, pero nunca critiqué tu mente matemática, no es mi estilo juzgar a las personas por su forma de ver el mundo. Lo acepto y punto. No soy quién para cambiar a nadie, de eso ya se encargan los flashes mediáticos, que nos moldean a su gusto. Somos masa susceptible al envasado y etiquetado. Luego la misma sociedad nos clasifica según la imagen, el color político la ideología o el estatus económico.

En fin…pues como te decía, te hablaré de esos conceptos que apuntaba al principio. Porque al fin parece que me escuchas, ya no me robas la palabra para contradecirme y no ríes mis reflexiones. Hasta diría que me comprendes. Desde que quedaste postrado en esta cama, conectado a un aparatito que te permite respirar, nada más. Hace ya dos años, quién lo diría…Vengo cada tarde a contarte las cosas que nunca te dije. Como por ejemplo que admiro tu habilidad y tu sexto sentido para el triunfo. Has dado una lección de desafío a la nada, al ninguneo. Por no tener, no tenías ni apellidos. Hoy tu nombre asusta, se respeta y se venera. Símbolo de poder. Dueño y señor de todo lo que pisas. Hasta de mí te has sentido dueño. Tal vez esa ambición de vencer a la miseria más degradante te hizo de hierro. Es por eso que mis fantasías rebotan en tu alma pétrea. Tus certezas contra mis vacilaciones. Nunca has dudado. Yo nunca he dejado de dudar. La pregunta que más me he hecho es por qué sigo a tu lado.

¿Te acuerdas aquella vez que me quedé extasiada mirando un cuadro? Te ponía nervioso verme así. O mi embobamiento bajo el efecto de la música. Me decías que aquello no era vital, que era prescindible, puro adorno innecesario. Hasta que descubriste el filón de las galerías de arte. Ahora tienes grandes firmas en cada rincón. Hasta en el wc. Tu última adquisición un cuadro en blanco, por una cantidad desorbitada. Sí, todo tiene un precio, hasta lo ridículo, mientras la belleza puede pasar desapercibida a los ojos del mercado.

Sí, sí, sé que estás pensando que me voy por las ramas. Verás: la bioética es la parte de la ética que trata sobre la conducta más apropiada del ser humano respecto a la vida, es decir, a la hora de decidir sobre si se prolonga la vida de alguien que, como en tu caso, vive como un vegetal y no hay vuelta atrás. La palabra eutanasia viene del griego y significa más o menos muerte dulce, o buena muerte, sin dolor. Y la eutanasia pasiva se refiere a que no es una muerte deseada por el paciente, que debido a su muerte cerebral no es capaz de pensar, siendo el familiar más cercano o el encargado de sus cuidados quien decide al respecto. En tu caso, yo. Soy la única persona que te ha hecho compañía desde que estás aquí. Y no me ha resultado nada fácil tomar una decisión, ya me conoces. Sé que eres un luchador nato. Pero esta batalla está perdida. Te vas como viniste, sin nada.

Bueno, cariño, ahora tengo que irme. Los chicos me esperan para cenar. Tus hijos, que lo tienen todo, todo menos el cariño de un padre. Pero ellos no entienden que eso nadie te lo enseñó. Mañana volveré. Y serás desconectado. Seré criticada y juzgada por los que no han venido a verte. También seré, sin habérmelo propuesto, tú sabes que jamás fui materialista, la bohemia más rica del planeta. Una hedonista filosófica que va a disfrutar gastando todo lo que tú disfrutaste guardando.

Hasta mañana. —

(¿Eso ha sido una sonrisa?)

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