COLCHA DE RETAZOS

COLCHA DE RETAZOS

Latigo Negro

25/07/2017

CARNAVAL DE PASION

«Miserias en mi cama. Miserias en mi corazón donde ya no brilla el amor. Miseria en mi alma que muere para sí misma; esperando la oportunidad como un paria, sosegado por los deseos de volverte a ver nuevamente, viejo amor entre mis brazos»


Sonó el teléfono. De inmediato conteste. Esperaba que fuera ella, su voz quería escucharla, nuevamente. Desde hace tiempo que la espero, con anhelo. No, no era su voz quién me hablaba ese momento por el auricular. Sentí rabia. Era sarcástico y egoísta su silencio. Quería odiarla por todo lo que he sufrido con su ausencia… ¿Odiarla? Si, odiarla… soy incapaz de olvidarme por un momento de ella; mi cariño se desborda por mis venas y aumenta como la espuma del mar; cuando arremete su bravura en las playas y arrecifes desolados. Cada día que pasa, siento que la quiero más; que es más fuerte mi desesperación por no verla. No es un capricho, aquel abnegado sentimiento. Todo lo suyo, su amor apasionado hasta el arrebato, fue lo mejor que hubo en mi vida. Mañana la seguiré esperando ansioso, como un autómata en el umbral de la puerta de nuestro hogar. Y, sin embargo…, a veces me pregunto ¿Qué me reprochas? con tu obstinada ausencia; si aquella tarde, tu partida intempestiva me educo para que reconociera mis errores; para valorarte más como mujer, y, desde ese instante, avivar mi amor por ti; bella pasión, alma y carne asociada para el máximo de gozo, de libertad y de felicidad. La contrariedad de este sentimiento noble y puro es un desorden, puesto que las pasiones hostigadas por oscuras emociones vuelven “en forma recurrente, causando un doble desorden”. ¡Tengo tantos deseos de llorar, cuando pienso que la he perdido! Pero, no lloro. No quiero expandir mi infelicidad por una pasión tortuosa. Quiero la felicidad y nada más.

I

¡A veces, en mis ratos

de soledad intensa!

Llegan a mí los recuerdos.

Y, acaricio la esperanza

de volver a estar contigo;

reviviendo esos momentos

felices, que alguna vez

nos regocijó el alma.

II

Me imagino el jardín

donde retoñara la rosa mustia

de tu amor con el rocío del alba.

Las límpidas nubes pasajeras,

se vuelven grises… Y, cae la lluvia

lamiendo los cristales

de mi impávida existencia;

carcomida por el fuego del dolor.

III

¿Cómo, no volver al pasado;

si, juntos vivimos esa ilusión

de amarnos, bajo el sol estival ?

Ahora, no estás conmigo

y extraño todo de ti, insomne.

No tenerte me empuja a concertar;

borrando de mí ese preciso instante,

que una vez me apartó de ti…

IV

Surgen de la nada recuerdos

amorfos, cerúleos y fantasmales;

cuando laso te pienso

en mi mente delirante.

La muda oquedad de tu ausencia,

desfila en procesión ante mis ojos;

cual livianas plumas se elevan

y luego, desbordantes

desaparecen al tiempo que lloro.

V

¡Y, sigues allí perenne!

Arraigada tu existencia

a mi vida, condenándome a sufrir.

Un profundo desconsuelo

me enerva a sentirte cada vez

lejana; como un lucero nocturnal

desvaneciéndose solitario en el cielo.


¿DICIEMBRE QUE HACES FELIZ?

«En el advenimiento de Dios, hecho hombre, no hay distingos. Sólo hay que tenerla disponibilidad, para entender y aceptar a los demás, tal como son. Cada hogar en diciembre, respira un ambiente de alegría con espíritu navideño; lleno de amor, sentimientos fraternales y paz.»


Llegó diciembre con su alegría y de seguro que ya tenéis la casa ornamentada con muchos motivos navideños; armado el pesebre surtido con figuras de arcilla a escala, sobre la mesa de centro en un rinconcito de la sala; el árbol de navidad expuesto junto al portal del mini mundo mágico, como un centinela de la guardia real de verdes ramas frondosas todas ellas engalanadas; con esferas navideñas de distintos colores, guirnaldas decorativas doradas y muchas luces intermitentes en forma de lágrimas multicolores.

Diciembre: mes de tradiciones a nivel mundial como la venida a la tierra de Santa Claus en su trineo traído por varios renos; mes de celebraciones folklóricas como la » noche de las velas» del 7 de diciembre, las consabidas novenas de aguinaldos que inician su celebración en cada uno de los hogares católicos y en los centros comerciales a partir del 16, hasta el día 24 de diciembre. Navidad; mes de los regalos, época para degustar platos típicos, compartir detalles con las amistades, canticos navideños y muchas cosas más; por último, diciembre mes de solemnidad porque el año viejo se vaya el día 31, para dar paso al nuevo año de 2018.

Quiero que esta navidad sea diferente, especial y novedosa; que «la paz llegue por fin» por la chimenea de cada hogar colombiano como un regalo a su fe y constante deseo. Hace años y por generaciones se ha tratado de alcanzar «la paz» sin lograrlo. Quiero también que para esta navidad, con mi tiple coplero entonar dulces cantares navideños; que al son de la melodía en sus finas cuerdas, nos haga recordar que la vida es bella; que diciembre es alegría y amor a todo dar.

I

De lejos, muy lejos vengo,

también al niño a cantar,

llegue con los reyes magos;

la noche de navidad.

II

Te entrego entera mi alma,

porque no tengo que dar.

Soy uno de tantos pobres,

que alegres todos están.

III

¡Haces feliz al gamín!

Vagando por la ciudad.

De verte, goza y se ríe,

como lo hacen los demás.

IV

¡Temblando te encuentras niño!

Junto a la mula y el buey.

El frio tu cuerpo azota

y nos hace estremecer.

V

¡Diciembre, que haces feliz!

A todos por igual…

Al rico con su riqueza

y al pobre con su humildad

VI

¡Diciembre, que haces feliz!

A todos por igual…

al niño con su inocencia

y al joven en navidad…

En navidad… en navidad…


NOCHE DE DIFUNTOS

«La noche de Halloween -31 de octubre- viene de la cultura celta. Una serie de metáforas diabólicas manifiestas en infinidad de narraciones con un lenguaje poético y a veces barroco alusivas al miedo a lo desconocido, a las siniestras apariciones; nos recuerda que la puerta que separaba el mundo de los vivos del “Más Allá” se abría a los espíritus de los difuntos. Según antiguas creencias de los celtas; en esa noche los espíritus visitaban las casas de sus familiares, y para que no les perturbasen, los aldeanos debían poner una vela en la ventana de su casa por cada difunto que hubiese en la familia. Años más tarde, la tradición norteamericana, sobre la leyenda celta cobraba de nuevo vida bajo otro esquema, influyendo en muchas partes del mundo donde miles de personas, sobre todo niños y adolescentes, saldrán a la calle disfrazados de zombis, esqueletos, vampiros, monstruos come galletas y toda clase de seres pesadillescos, que nos sorprende y nos obliga a dejarnos llevar cada año con la tradición»


EN UN LUGAR muy lejano… recuerdo que mi madre en las noches, me leía a viva voz cuentos tradicionales de hadas y de aparecidos antes de dormir. Siempre comenzaba diciendo: “No sé qué fue lo que me despertó”; “Había una vez…”; “En un lugar muy lejano…”; “Erase una vez…”; “Hace mucho tiempo…”; “La gente cuenta que…”; “Jamás conocerá nadie con certeza todos los detalles del caso, pero he aquí el siguiente relato…”

Lo cierto es que desde impúber me ha gustado la literatura de terror o gótica que le llaman; porque tiene elementos esenciales y característicos: la imaginación, la fantasía y culto a lo sobrenatural. Existen muchos autores que han incursionado en este género añadiendo a la tradición literaria nuevos elementos, estructuras, formas y temas que convergen en un solo camino: el terror. Otra característica esencial de este subgénero es el miedo psicológico que infunde entre sus lectores.

Cuando visitaba cada año en vacaciones la finca de mi abuela paterna; menuda mujer de cuerpo, de ojos saltones color azabache y flotante melena plateada; Después de hacer en el día todo género de rudos trabajos más propios de hombre que de mujer; Mi abuela, hacía que los huéspedes nos sentáramos alrededor del fogón de leña en la cocina, para oírla narrar con su parla veterana el variado repertorio de innumerables cuentos populares recopilados en su memoria durante muchos años.

De aquellas tantas elocuencias verbales de mi abuelita; recuerdo por ejemplo el cuento de “la niña de los aljibes”. Comenzaba así: Hace mucho tiempo trascendió la historia en una finca no muy lejos de aquí; accidentalmente se había caído en la profundidad de una cisterna de agua potable, una niña de tan solo seis años.

Que después de darla por desaparecida; encontraron sus restos en la profundidad del aljibe. Lo más impresionante del relato es lo que la gente cuenta: que pasado las seis de la tarde el espíritu vagabundo de esta niña, se aparecía a las personas que estaban cerca a los pozos a esas horas; pidiendo agua.

– ¡Dame de beber… tengo sed!

Luego ¡Mi abuela, concluía! Por esta razón, en las fincas donde hay cisternas, nadie quiere acercarse a estas, pasado las seis de la tarde para evitar encontrarse con el alma en pena de “la niña de los aljibes” que las ronda.

Mi primer cuento de aparecidos lo escribí en verso para el profesor de español de la escuela. Me inspiro, una noche de llovizna persistente que caía por el ventanal de mi alcoba; la ciudad a oscuras porque la luz, se había ido por fallas eléctricas; la soledad de mi cuarto en penumbras y el frio intenso que hacía esa noche calándome los huesos.

El miedo comenzó a invadirme y con él a fluir la introducción en verso del siguiente cuento:

I

Hoy, no voy a contar
sobre hadas, duendes
y aquelarres que penden
de la noche para salir
de sus huracos a vagar.
II
Hoy, no quiero hablar
de druidas satánicos
que oran creando pánico,
aliados con sus huestes del mal
para aterrorizarnos sin piedad.
III
Hoy, voy a contar la historia
sobrecogedora acontecida

la noche de Halloween;

en el panteón de un villorrio

escondido entre las montañas

lejos de la gran ciudad.
IV

Bordaba en el reloj

la medianoche
y entre la penumbra;

arduas siluetas humanas
salían de sus criptas.
Eran cuerpos sin alma

que reunidos ¡marchaban!

Clamando al unísono

un quejoso reproche.
VI
¡Oh, Dios nuestro! danos la libertad.
Estamos sufriendo en la tierra…
No queremos seguir siendo

esclavos del vudú y la magia negra.

¡Queremos estar contigo en el cielo!
VII
En ese instante, un relámpago rasgó
la opacidad de la noche perpetua;
acompañado de un estruendo…
Aquellos seres inhumados de la noche,

fueron cayendo como fichas de légamo

uno a uno aniquilados, sobre el yerto suelo.

¡Dios había escuchado sus lamentos!


LA COLA AL DESNUDO

«Cola, nalgas, trasero, posaderas, mezcla perfecta de: picardía, sencillez y ternura que imbuye a escribir sobre esta coyuntura»


Para las vacaciones de fin de año el suplicio empieza en muchas playas del mundo a donde los turistas acuden a granel para liberarse del estrés de sus vidas cotidianas cerca del mar.

El año pasado, la pase bien, en muchos aspectos en la ciudad heroica de “Cartagena de Indias “y más cuando caminaba en bermudas desprevenido entre la algarabía de los turistas, policías y vendedores ambulantes de las playas populares de “Marbella” y “La Boquilla” a pocos metros de las antiguas murallas de la vieja ciudad.

Todo me era complaciente, pero más lo fue, cuando delante de sí en esta área remota de palmeras, sillas, parasoles y pequeños lugares para comer, beber y bailar; exhortado miraba tirados boca abajo; sobre el prístino eco sistema de arena blanca, trizas de conchas y corales; cuerpo a arena: uno, dos, diez, que se yo, más de cincuenta; los “culos” de hermosas mujeres expuestos al sol; apenas cubiertos con sus diminutos bikinis sexis, bien llamados «tangas» como protección.

El deleite de la pupila que ofrecía esta visión al aire libre era fascinante. El mar convertido en olas; llegaba picado a la playa atestada de bañistas; una detrás de la otra, cerca del mediodía. Todo este panorama, para mí, fue un cimarrón de sentimientos encontrados.

“Dios mío” me dije en silencio, “aparta de mi este cáliz de tentación y sarta de malos pensamientos”. Dame el privilegio de convertir con lucidez toda esta punzante virtud de testimonio de actos humanos de vida, combinados con la naturaleza de mujeres bellas, sol, mar y playa en musas. Este estado de subversión emocional de júbilo metafórico; la propia manera de concebir y acotar la realidad del pensamiento mágico para escribir poesía.

I

Mamá ¿qué es cola?

Hijo, en los animales

se llama rabo

ese hopo. Nalgas o,

trasero en las personas.

II

Vaya arrebatos

donde la espalda pierde

su recio nombre…

Las nalgas femeninas,

o, simplemente el culo,

son famélicas o, orondas,

cuando la mujer las expone.

III

Las hay grandiosas,

chicas, firmes y blandas

como dos hemisferios;

de cacheteros

redondos y garbosos,

meciéndose al andar.

IV

En el animal,

este apéndice

carnoso y plegadizo

pende en el extremo

de su trasero;

como un remo peludo,

con movimiento propio:

arriba, abajo o, a los lados.

V

El dogo,

cuando ve al amo

acercarse;

emperifolla la cola.

Dócil, la bate,

para expresarle

su ánimo o, decaimiento

y otros incites

instintivos emociales.

VI

¡Esta juntura!

Tambien,

Lucifer, la despliega

en el averno.

La consiguió de Dios,

como castigo;

cuando era querubín,

debido a su pecado

de sedición.

VII

¡Entonces!

Indagó el niño,

a su mamá.

¿El hombre,

lucio entre sus piernas

una bella cola,

por qué, la perdió,

con el tiempo?.

VIII

¡He ahí, el misterio!

respondió la madre.

Hace muchos años,

Dios, en su saber profundo;

quiso distar de ésta, al mortal.

IX

Tal vez por eso

decidió dejarlo así,

como es hoy, sin cola;

y con ello, enseñarnos

que, el bien sopesaría

sobre el mal,

para venia de su obra.


AMANECER DE SUEÑO

«Amanecer, es la barca que se aleja dibujando un círculo que se hace permanente en la superficie del espejo tembloroso de olas. Cuando el fanal de luz se pone en el horizonte.La barca vuelve, cansina, a la playa. Y bajan cansinos, los hombres eternos como autómatas. Tralla en ristre, jalan del copo hasta dejarlo mecido por los últimos estertores de las olas del omnipotente mar»


– ¿Has visto amanecer?

– ¿NO?

– No sabes lo que te pierdes.

He visto amanecer en el oriente, donde el rubicundo Apolo estira el cuello, te mira en desafío y pavonea su prepotencia sobre todo el paisaje. He visto el sol trepar entre cientos de montañas y conquistar, a base de luz, un mundo arrugado de tierra y verde-oscuro.

Nunca (lo confieso) había visto amanecer en una playa cerca del mar. Una vez fui solo a encaramarme a uno de los muchos acantilados, acompañado gentilmente de una amable luna matinal que me indicaba, al menos, las piedras menos hirientes para mis pies.

Escogí uno por creer que era el que más se adentraba en el mar, y espere sentado que amanezca en una de las rocas entrañables por incomodas.

Mientras la silente luna trasnochadora se escapaba por el oeste; la oscuridad se diluye en el horizonte con el azul naciente.

Amanece, el sol nace por asalto en el confín profundo; matizando de tintes las inquietas olas del mar.

¿Nunca he estado en una playa avizorando una aurora?, me dije.

Y, ahora estoy ante ella contemplando el trajín propio de un nuevo día en esas acogedoras franjas de arena del litoral.

I

Un nuevo día entra a mi alcoba,
un nuevo amanecer de tantos que asombran;
una nueva aurora convierte las sombras
en finas perlillas de blanco rocío.

II

Sacude su cetro y en ebúrnea llovizna,
riega los jardines ajados y sombríos.

Un reino de luz asoma a su paso

tras el flotante candor de su lindeza.
III

Ahuyenta al silencio con diáfana mano,
aparta el sueño su magna presencia.
Camina los llanos; se baña en los mares,

se refleja en los ríos, y en los montes se acalla.

IV

Parece un príncipe que viene y se aleja,
montando un corcel de todo se adueña.
Entre velos opalinos de ingentes arreboles

al cielo se encumbra altivo y soberano.

V
Aquende los gallos, sacuden sus alas
y a Dios esbozan, un canto de alabanza.
Trinan del vergel aves multicolores,
que airosas vuelan de sus nidos a las ramas.
VI
Cual frutos de luz al rayar la madrugada,

enreda de quimeras a los ceibales en flor.

El sol naciente emana su primer albor

de vida que mitiga la fatiga con amor.

VII
Miro a través de los cristales

! Cuan hermoso es un amanecer que a diario nos visita!

Ya en invierno o en verano, nos trae la misma dicha
de sentirnos vivos disfrutando, una vez más de la vida;
su angustiosa lucha.

***

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