Las calles de Madrid

Las calles de Madrid

Ayer fui a dar un paseo
y a cada paso que daba
un recuerdo aun mas negativo
inundaba mi cerebro.

De repente vi la puerta
de un local desconocido
pero que de un modo
inexorable me invitaba
a empujarla y entrar
en una de esas tascas
que tanto abundan
en mi querido Madrid.

Entré y el ambiente
parecía otro mundo.

Penas, recuerdos, y enfados
parecieron diluirse
al ritmo del jazz
que inundaba mis oídos
y del ron que corría
por mi garganta.

Sinceramente de esa noche
solo recuerdo las risas,
las copas, las miradas cómplices,
el fantasma de unos labios
desconocidos rozando los míos.

Conversaciones pueriles
que buscan calor
al abrazo de la noche,
y la mirada
de una luna cómplice,
y las calles de ese Madrid
que por la noche
tiene una luz mágica.

Y los poemas escritos
con letra de mujer
junto a un numero de teléfono
y un llámame, y un adiós,
o un hasta luego,
y un gracias
por compartir unas horas
y convertirlas en compaña.

Y una mañana,
en la que solo queda
su olor en mi cama
y en mi cuerpo.

Y una llamada sin contestación,
y un recuerdo en mi cabeza
y una sonrisa en mi cara
como tatuaje indeleble
de algo que no olvidare
y que quedara
marcado en mi alma,
tan marcado como siempre
lo han estado en mi,
las calles de ese loco,

solitario y maravilloso Madrid.

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