Siegbert y Teresa mantuvieron la costumbre de una sesión de fotos de estudio con Gustavito, su único hijo, nacido ocho años después de casarse la pareja ya talludita.
Se conocieron cuando él alquiló una habitación en la casa de Belgrano en que vivía Teresa cuidando a su madre; y el dato del alojamiento lo transmitió una vieja vendedora ambulante, que al promocionar el cuarto dijo premonitoriamente que Siegbert se enamoraría y se casaría con la hija de la anciana viuda.
Coincidiendo con la muerte de su madre Teresa tuvo faltas, creyó que la menopausia había llegado con el disgusto, y desdeñaba los comentarios de sus hermanas sobre un embarazo que ya había descartado hacía mucho.
Para ambos la llegada del niño fue un milagro, y su expresión en alguna de las fotos anuales lo reflejan en sus expresiones llenas de amor.
Casi tres décadas después Siegbert, al enviudar, viajó a España a vivir cerca de su hijo. Había deshecho su casa en medio de una gran pena y una naciente demencia senil, y lo que más apreció Gustavo de lo que se salvó fueron las cajitas con fotos que trajo el anciano, aunque se molestó al ver que su padre había recortado muchas fotos de cumpleaños, quitando invitados y dejando solamente al niño y sus padres…
Después de años y un divorcio Gustavo se casó con Verónica, una joven rusa de la que ignoraba su triste pasado, y en poco tiempo el resurgido alcoholismo de su mujer trajo la ruptura. Fue para él una liberación, limpió los armarios, de los que salieron varias botellas vacías escondidas, trayendo amargos recuerdos. De repente una intuición fatídica le hizo buscar las fotos en los cajones, pero no estaban… todos los recuerdos perdidos entre una absoluta impotencia.
Aunque no le gustaba sacar fotos o videos en los viajes, porque prefería recordar los detalles en su mente, esas viejas imágenes eran profundamente queridas, más aún cuando perdió a sus padres con veintiocho años, y eran casi lo único que conservaba de ellos.
Llamó a la rusita , y ella le aseguró no saber nada del tema. Le creyó.
Seguramente las cajas fueron a la basura en medio de una borrachera. ¿Rencor o envidia? .
Verónica se había criado en Siberia , hija de Vladimir, un ladrón eterno presidiario que terminó ahorcándose en la cárcel, y de Nastya, una borracha que desapareció un invierno, para ser encontrada congelada a la vera de un camino con la llegada de la primavera… Sí , seguramente sintió celos de esas imágenes y no fue consciente del daño que hizo a su marido.
Pero las fotos anuales habían quedado en casa de su primera esposa, y se salvaron, de entre tantos entrañables trozos de pasado perdidos vaya a saber dónde.
Cuando ví esta foto en casa de Gustavo me conmovió la mirada del matrimonio a su hijo . ¿Y a ti?
Fin
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