Nunca nos presentaron pero, por alguna razón del destino, nos hicimos amigas. Cafecitos, tesitos, copitas aquí y allá. La verdad es que pasábamos ratos muy amenos compartiendo. Era mi bf y nos confiábamos todo o casi… Un día, cuando conversábamos de tiempos viejos, me contó la tierna historia de sus bisabuelos. Su relato me quedó grabado en la memoria.
Una damita aristocrática se viste enigmática con su vestido azul oscuro que le queda tan bonito, la manta negra de encaje – infaltable – y los guantes de seda hasta el codo. Se calza los botines negros de taco y coge la cartera y la sombrilla que hacen juego. Coqueta ella, sale con garbo a recorrer las calles estrechas del viejo Guayaquil.
Es casi media noche y, claro, todos duermen. Todos menos aquellos galanes que disfrutan de la luna divirtiéndose. Ella lo sabe muy bien y camina esbelta y elegante dejando a cada paso su exquisito perfume de nardos. Ese perfume que embriaga, subyuga y emboba.
Pues sí, esa vez hubo suerte. El bisabuelo, muy joven por esos días, comienza su cortejo siguiéndole y perdiendo poco a poco la cabeza bajo el embrujo de su belleza. Apura el paso para abordarle pero ella también lo hace manteniendo siempre una distancia prudente. Caminan y caminan a paso ágil, sin rumbo. Ella primero; él después.
De repente, la mujer se detiene de golpe, gira bruscamente hacia el muchacho, se quita la manta del rostro y le dice: “Míreme como soy y sígame si quiere….”
Pero él, que iba atontado detrás, choca torpemente con la señorita y cae a sus pies cuan largo. Por instantes, ella queda estupefacta – no contaba con ese desliz. Atenta observa al mozo recomponerse, tomar su mano y acercarla delicadamente a su boca. Sus miradas fugaces y tímidas se entienden.
Las campanadas del alba marcan las cuatro de la madrugada y la bruma se disipa sin cumplir el papel que le fuera encomendado. Ella parece llorar; parece reír; parece querer de nuevo. Ambos caminan y caminan a paso lento hasta el portal de la casona de la dama. Ella primero; él a su lado; los dos juntos.
PD: «La dama tapada» es una leyenda popular ecuatoriana algo similar, algo diferente de la historia de los bisabuelos de mi bf.
FIN
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