Este mi texto:

Sé que mucha gente, ¡mucha!, ha recordado, escrito, expuesto, historias referentes a sus padres, a sus abuelos, a ellos mismos… es bonito, políticamente correcto, emocionante, evocar historias que nos hacen apreciar, valorar, lo que nuestros padres y abuelos han vivido, nos han legado, lo que somos gracias a ellos y gracias a nosotros mismos que hemos asumido esas vivencias y esas enseñanzas, pero…

Yo aquí vengo a hablar de mis hijos, de mis tres héroes, del impulso de mi vida, mi consuelo, mi satisfacción, mi compensación, mis regalos, de lo que me han enseñado y lo que he tenido que aprender, para ellos y para mi.

El mayor, con su carácter irascible y huraño, su gesto característico, sus aficiones extrañas (friki, se dice ahora), que he comprendido lo importantes que son para él, su clarividencia y su empeño en seguir su camino, generalmente, y a diez años vista, correcto.

El segundo, que me ha abierto a una cultura diferente, diferente lengua, religión, costumbres, una gran familia (querida, querida familia), un reto político por resolver (¡fuerza, saharauis, para seguir luchando, estamos con vosotros!), tan alegre, tan vivaz, tan generoso, trabajador, incansable, bello…

La nena, ¡oh, mi nena!, dulce, trabajadora, justa, responsable, feliz… tan feliz que me hace sentir feliz junto a ella: nos decimos sin ambages “te quiero”, “te quiero”, “eres la mejor madre, ¿qué haría sin ti?”, ¿y qué haría yo sin ti?, que me enseñas como puede ser una relación madre-hija, que me compensas por lo que no he tenido, que contagias de ilusión todo lo que haces, con tu modestia («yo solo hago…»), con tus conocimientos… (dentro de unos años va a ser la mejor crítica de televisión, música y cine, y si no os lo creéis … al tiempo…).

Ellos, que han sido los bebés más hermosos, los niños más vivaces, que supieron salir adelante emocionalmente expresando el máximo respeto por sentimientos y actitudes, que vivieron su adolescencia solos (mi horario… ¡ay mi horario!…, cuando oigo lo de conciliar la vida laboral y familiar… se me pone un nudo, un atragantamiento en la garganta y en el pecho…), y así y todo se convirtieron en adultos que aprendieron solos cuáles son sus deberes principales, que son adultos responsables, buenos, justos, reivindicativos, solidarios, amables, cultos, acogedores…

Gracias, gracias de corazón por estar en mi vida, por darme y enseñarme tanto.

Y esto es lo que me viene a la mente cada vez que veo la foto. Es una foto del último cumpleaños-no cumpleaños… mmmm …cosas nuestras.

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