Unos ojos tristes sin brillo, sin luz, cansados del trabajo diario, ropajes antiguos sucios del trabajo de campo pero siempre dos amigas inseparables  que  se hacen la vida más fácil la una a la otra.

Siempre que he visto esa foto, me he preguntado cómo habrá sido ese momento, el dejar de lado, sus quehaceres diarios (trabajar el campo, la casa, los niños, sus maridos) para que estas dos amigas, decidan hacerse una foto con un fotógrafo de los de antes, los que iban pueblo por pueblo, probando suerte a ver si alguna familia pudiente decidía hacerse un retrato o recordar algún momento importante (bodas, comuniones).

Pero esta vez no fue así, fueron dos mujeres las que se le acercaron y le pidieron tener un recuerdo para siempre.

Una de ellas, jamás pudo ver esa fotografía, porque sus ojos estaban sin ese brillo que nos permite ver. Pero eso no importaba, porque ese recuerdo de esa foto ha durado hasta nuestros días en un marco antiguo, donde todo el que llega, observa como los ojos no brillan pero su cara, a pesar de todo si lo hace.

FIN

FOTO_DE_BISABUELA_y_amiga.jpg

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