Pies de plomo, sol de poniente

Pies de plomo, sol de poniente

– ¿Abuelo, me cuentas una de tus historias?

– Claro hijo, ven, acércate… Alzamos la cabeza y lo vimos. Lo que temíamos se hacía presente, tan cerca como si nos estallara en la cara, rodeado por nubes colosales y relámpagos, sordos, pero atronadores dentro de cada uno.

Era imposible medir lo que aquello abarcaba, la luz del sol se extinguió por completo, los colores se tornaron grises y oscuros, y una lluvia cuyas gotas golpeaban como martillos, empeoraba las cosas.

Entonces, como si de poderes telepáticos se tratara y sin decir palabra, todos al instante pensamos lo mismo… «¡Corre!».

Corrí como nunca antes había corrido, en sentido contrario, y sin mirar ni un solo momento hacia lo que sería la perdición si me alcanzara.

La nube colosal avanzaba, devorando todo a su paso y haciendo desaparecer a muchos, rezagados, pero ya no podía ayudarles.

La desesperación corría por mi mente, la angustia, el temor de caer en manos de aquel tormento que ofrecía, incesante, lo que evitábamos a toda costa.

La adrenalina provocaba que no pudiera dejar de correr, ya había atravesado el bosque, cada vez caía mas lluvia, así como muchos de nosotros, irremediablemente.

Mis piernas empezaban a no dar de sí, a mi lado corriendo ya no había nadie, me había quedado solo, y no hacía más que preguntarme cómo acabaría todo esto.

Lo que yo no sabía, era que mientras corría aquello estaba rodeándome por ambos lados con feroces muros de sombras.

Ya no podía continuar, estaba atrapado, y mientras me daba la vuelta para coger aire, recuperando todo lo recorrido y viendo como los arboles caían como plumas a medida que se acercaba.., lo vi claro.

Clavando mis pies en el suelo, como si fueran de plomo, junté mis manos por delante de mí, cerré los ojos, y abriéndolas de nuevo junto con mis brazos, todo lo que pude aguantar, creé un abanico de mis mejores palabras, brillantes, cegadoras…

Y cuando aquello llegó hasta mi, abrí los ojos, y con mi propia luz de sol, me enfrenté a lo que nunca nadie se había atrevido.

Aquello de lo que escapamos pero no podemos evitar.

El miedo…

Y venciste.

FIN.

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