La corrida infartante

La corrida infartante

Santiago Lauría

20/01/2020

Era un día nublado lo recuerdo con claridad, estábamos mi abuelo yo sentados abajo de un árbol comiendo manzanas, empezamos a hablar de quien de los dos era más rápido, yo sabía que el me ganaba pero igual le seguía discutiendo que yo era más rápido.

Y bueno, empezamos a apostar. Él me dijo: – Si vos me ganas te quedas con todos los caballos. Yo muy contento le dije que sí. Lo que íbamos a correr eran unos 100 metros desde la chacra hasta donde estaba el corral de los caballos.

Me dejó una distancia de unos 10 metros y nos largamos a correr. Yo muy emocionado corrí tanto como nunca en mi vida. Llegué y me di cuenta que mi abuelo no venía atrás de mí. Lo vi acostado en el pasto y me volví lo más rápido que pude, ahí me di cuenta que mi abuelo había muerto. Llamé a mi abuela con gran desesperación y lo llevaron al hospital. Le había dado un infarto pero no llegó a estar muerto. Ahora yo sigo recordando ese día como una pérdida para él y una mayor pérdida para mí cuando recuerdo que acaba de fallecer hace poco tiempo.

Vendí los caballos y cremé su cuerpo. Ahora su espíritu vive en el campo con sus caballos y los míos. Y cada vez que voy a la chacra me pongo contento porque sé que el está por ahí, viéndome y siendo feliz.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS