Solías esquivar tu conciencia ahogándolos en fantasiosos recuerdos, en memorias irrazonables, en memorias que no tuvieron un final feliz.

El hechizo se rompe con la astucia del tiempo y la experiencia se deja brillar convirtiéndose en oro.

Se escucha el estruendo abominable de la maldad, se observan luces desgastadas bajo tu sombra.

El amanecer suspira frustración, no te alumbra sutileza, en tu infancia lo hacía.

¿Por qué tratar de solucionar lo irreparable? Nadie desenterró a la muerte. Realismo no te falta, coraje sí.

Ella intenta ocultarse bajo sus claras lágrimas de dolor, fue su padre, siempre lo será. Ella se encoge de valentía y de repente con la invisibilidad de su armadura procura ganar su propia guerra.

-Estaré bien- Se echa a decirme. No son palabras vacías.

-Mira dentro de ti, estás aquí y tu mundo sigue girando, estás hecha perfección- Le aclaro respirando realismo.

Los días siempre corren, cien días impacientes y;

Llegará una noche, te acostarás observando la dulce sonrisa de tu madre, y con un suspiro poco precipitado la realidad habrá sobrevivido, puesto que ya te hallarás prendida en tus sueños de madrugada y la tenue obscuridad desaparecerá.

Y con la puesta del sol, con aquella pijama que delata candidez, con aquella sonrisa recuperada y con aquella tranquilidad que te dará la bienvenida.

Aquel recuerdo desgarrador ya se habrá retirado de la ciudad, se habrá retirado de tu hogar y de tú mente!

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