Se trataba de un muchacho elegante: en los pantalones tenia incrustaciones de diamantes, era un empresario, de familia numerosa, se llamaba Armando. Elegante pero sencillo en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.

El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosa mente, se emocionaba en los atardeceres. A armando le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era muy reservado, y debido a ello, Armando no podía expresarse hacia los demás como era su deseo.

Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, entro a la habitación, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se empezó a insultar y a decirle que no le servía de nada tener Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.

Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente sincero y expresarse con los demás. Ese pensamiento lo reconfortó.

Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa sinceridad y seguridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas.

Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».

El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y en ese momento supo que en realidad él era el que se había suicidado y en ese momento no supo que hacer más que quedarse tirado en la acera y pensar lo que haría ahora que ya era un fantasma y que sería de su familia cuando supieran la noticia y en ese momento supo que hacer, tenía que meterse su oficina y escribió una carta donde decía:

“Familia siento mucho lo que tengan que sufrir por lo de mi perdida pero no se preocupen porque voy a estar muy a gusto descansando ya que no me tengo que preocupar por lo mismo que me tenía que preocupar cuando estaba vivo y por lo económico no se preocupen porque les heredo todo a mi Mamá a mi esposa mis tres hijos y una parte para los demás excepto la tercera parte porque eso lo donare para el hospital y el orfanato

Lamento causarles esta molestia, no se preocupen por mi ahora estoy a gusto disfrutando. Los quiero mucho

Atte. Armando”

Cuando la esposa leyó esto se puso pálida y en seguida se la llevaron al hospital donde duro desmayada por dos días y cuando despertó le dijo su suegra:

-Ojala ya estés mejor

A lo cual contesto-No lo voy a poder superar porque no le dije que estaba embarazada.

En ese momento su suegra de la impresión le dio un ataque cardíaco y murió en el momento

En ese momento Armando despertó y entre lágrimas abraso a su esposa contándole todo su sueño y desconcertada su esposa le contesto:

-Como supiste que estaba embarazada si apenas ayer antes de que yo me durmiera me hice la prueba y tu ya estabas dormido.

Armando la interrumpiéndola grito

-MI MAMÁ

En eso recibió una llamada diciendo que su mamá había muerto pero Armando no pudo de la impresión y murió de un ataque cardíaco.

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