LOS RECUERDOS EN EL TIEMPO

LOS RECUERDOS EN EL TIEMPO

Recordando a la familia, me viene a la memoria un personaje muy peculiar, mi tío Mateo, hermano de mi madre, el séptimo de nueve hermanos.

Fue un joven muy especial, fantasioso, aventurero y sobre todo bohemio y un gran dibujante.

Mateo Enamorado Montiel, su vida transcurre en una época muy difícil, una familia muy humilde, muchos miembros en ella y pocos recursos para mantenerla.

Nació sobre 1.921, 22, 23 ….., no lo recuerdo, pero lo deduzco por la posición de séptimo hermano en la familia de mi madre. en el 1936 estalla la Guerra Civil en España y en el 1942 la II Guerra Mundial y todo esto aumenta considerablemente y negativamente la situación de la familia, él no iba a ser una excepción, las pasó canuta, sin estudios, sin oficio, sin recursos y dando bandazo buscando oportunidades que no aparecían por ningún lado, dando vuelta con su bloc y lapices, dibujando todo lo que le venía en ganas, era gran aficionado a dibujar Santos, Vírgenes y personajes, aunque también hacía retratos y caricaturas.

Pero como la cosa no iba bien, decidió irse de voluntario a la División Azul, ejercito que Franco prometió enviar a Hitler, como aliados con Alemania. Pues él con sus ventipocos años fue uno de los que luchó en la segunda Guerra Mundial, y como siempre y por su condición de «Despreocupado y Bohemio», le ocurrieron cosas increíbles, la mas destacable de ellas, su condena a muerte, eso nos contaba él a los sobrinos, que embobados oíamos sus relatos como las hazañas bélicas más memorables de la II Guerra Mundial.

Aunque yo después de los años comprendí que era pura fantasía suya, él nos contaba: «estando de guardia una noche en un puesto avanzado de vigilancia, fue sorprendido por una patrulla Germana, dormido en el puesto de centinela, por ello fue encarcelado y condenado a ser fusilado, en el calabozo donde esperaba ser ejecutado, se dedicó a su afición preferida, y lleno las paredes de dibujos representando a todos los Santos y Vírgenes que se procesionan en Málaga durante las Semanas Santas, Cristo de Mena, Cristo de la Buena Muerte, La Virgen de la Esperanza, La Dolorosa, La Cervita, El Cautivo, etc. etc.

Una visita del Capellán del Regimiento, según contaba él, para confesarlo,antes del fusilamiento, al ver todas aquellas imágenes, pues la celda parecia un Museo en una Catedral Católica, hizo que este lo invitara a irse con de monaguillo y consiguiéndole el indulto Militar y el perdón por la falta cometida.

Aunque esta fantasía suya, yo nunca me la creí, algo de verdad si había pasado, lo cogieron dormido y lo castigaron en el calabozo unos días o semanas, hizo los dibujos, porque en algo se tenía que entretener, vino el cura y quedó prendado y como era zalamero y muy pelotilla, seguro que al sacerdote le cayó bien y se lo llevó de ayudante.

Cuando mi Tío vuelve a Málaga de la Guerra, empieza a vivir una vida de leyenda, era casi un héroe, contando batallitas y viviendo del cuento, trató de buscar empleo, pero los tiempo no eran los mejores, todo escaseaba y mucho mas para los que tenían poca preparación, como ocurría con él. Fue deambulando, haciendo de ayudante y principiante en varias cosas, pero al final lo mismo estaba de maletero en una parada de autobuses, como de guia turístico o de lava-vasos en algún Bar o Tabernas.

Se casó y tuvo cuatro hijos, la mujer no le hacía mucho caso y la familia, no la aceptó nunca a ella, se contaban historias y de todos los hermanos, este fue el único que quedó mas alejado del clan familiar.

Yo recuerdo las «Batallitas» que nos contaba, sobre todos a los sobrinos, sus conquistas amorosas en los baños del Carmen y sobre todo los episodios de la guerra en Alemania. En mi época de la «MILI», siempre me lo encontraba en la estación de autobuses que yo solía coger para desplazarme desde Málaga a Granada, lo convidaba a un vino y algunas veces le dejaba algo de dinero, casi siempre poco, pues mi economía en mi etapa militar era más bien pobretona.

Murió muy joven, tendría unos cincuenta o algo más y a partir de ahí, su familia y la mía, se distanciaron mucho más de lo que lo habían estado siempre.

Por su forma de ser, su gran afición a casi todo, su extravagancia y sobre todo por su arte, ha sido uno de los miembros de mi familia materna, más carismático y especiales, cuando lo recuerdo, hecho de menos sus historias y sobre todo, como ´él decía, unos de sus grandes «oficios», «Dibujante» y «Retratista»; hacía dibujos de los pasos de Semana Santa, desde un balcón de la calle Larios, cuando estos pasaban camino de la plaza de la Constitución.

Era contratado por «Señoritos» para este cometido, su precio era las bebidas y comidas gratis y unas 25 ó 50 pesetas, como gratificación extraordinaria, y su recompensa mayor, posiblemente sería el codearse con esta clase de personajes.

Si es verdad que existe el Cielo, seguramente estará pintando angelitos, santos y demás miembros de la corte celestial.

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