La vida es un viaje. Me lo han repetido miles de veces. Y hasta que no sales de tu cueva no vives: vegetas.
Así que cada cierto tiempo realizo el correspondiente recorrido iniciático. La excusa son las vacaciones de verano. Pero puede darse por la operación de corazón de un hijo, en cuyo caso, en pequeña Hégira, los desplazamientos se suceden por, practicamente, la misma vía (¡crucis!) aunque la pernocta suele cambiar de sitio y de ese modo se va abriendo un campo cultural diferente que va llenando de contenido la mente infantil que no entiende cómo es posible que la Ciencia no cure como en la televisión ocurre, como airean los anuncios que auguran la obtención de la inmediata excelencia, abonando religiosamente su precio en cómodos plazos… Poco valor y mucho precio.
Puertas, disyuntivas…
¿Qué hubiérais elegido? ¿Una vida corta e intensa, gloriosa, como la de Aquiles? ¿Una larga singladura en busca de la Ítaca de tus sueños que se vaya llenando de presencias y ausencias hasta la consunción, superado el tiempo máximo que otorgan las estadísticas de las esquelas del Tananorio que hay junto a tu casa…?
Elige una puerta y avanza…
Elige la perspectiva. Escoge tu lugar. No te escaquees: o dentro o fuera del tablero. Y escoge personaje (yo elegí ser caballero o caballo, que viene a ser lo mismo, siempre a salto de mata). Siempre en tránsito.
Ahora, juega.
Sal al Mundo con Mayúsculas. Sal de tu mundo minúsculo.
No siempre es protector el cielo. Hay que cubrirse, a menudo. No son los de Cherburgo pero pienso que estos paraguas compañeros sombrean nuestras cabezas y perfilan mis amores familiares que espero duren muchas estaciones. Bien invertidos queden por si llueve café en el campo: defiéndannos y, a la vez, recojan el maná, fruto que ya vamos mereciendo en ausencia de Tierras Prometidas…
Salto a otra casilla.
Sí, está bien colocada la imagen. No tiene Norte. Se perdió hace tiempo. El gazpacho es el sol. Los planetas de las menudencias orbitan. El yantar y el cantar son buenos para las penas alejar: si no quieres llorar, come de todo ya que al final la vas a «palmar», que diría Sancho Panza. A ingerir, se ha dicho.
Seguimos jugando.
Hacemos realidad los pequeños sueños ajenos.
Regateamos con pericia el dolor. Buscamos nuestro particular ángel de la guarda. En él confiamos.
El futuro ha de ser perfecto, por necesidad.
¡Órdago!
(¡Gol, a lo grande!)
Continúo.
¿Vamos al cine, nene?
¿Qué dan, papi?
Una de romanos.
No me cuentes cómo acaba, por favor, que siempre haces lo mismo y así la historia no tiene gracia.
¿Lo harás?
Vale.
Siéntate y mira con atención.
Empieza a caer la tarde en mi calendario y apresto las riendas, el volante. Otro vuelo sobre el nido del cuco.
El quirófano, preparado. El nutrido equipo médico habitual, presto. Monitores, sin fallos. Travelling.
Diálogo: ¿soñaré con ovejas mecánicas, esta vez?.
Despertarás.
Aquí velamos.
Hasta luego.
Cierro los ojos y se mezclan, frenéticos, todos los paisajes que he pisado en los distintos países que visité y en los que dejé raíces, desarrollando mi existencia lúcida. También se superponen fabulaciones. Hermosas construcciones de cuentos. Oníricas experiencias.
Deseo ser el Mago de Lublin.
Echo a volar la imaginación que termina aterrizando en varios aeropuertos de papel.
La literatura amiga que siempre me acompañó cierra filas, me rodea.
Veo un niño que vela mi cuerpo. ¡Bendita inversión de la realidad!
Me siento bien.
Yazgo.
PAIS: ESPAÑA.
FOTO REPRESENTATIVA: ACUEDUCTO DE SEGOVIA. EXPRESA LA FLUIDEZ HUIDIZA DE LAS AGUAS QUE NOS LLEVAN…
ITINERANCIA: VARIADA. SOBRE TODO LA QUE DISCURRE BUCEANDO EN MI INTIMIDAD.
LENGUAJE: CRIPTO-CASTELLANO.
POSTDATA: ¡MEMENTO DÓMINE!
DESEO: SUERTE A TODOS (MORITURI TE SALUTANT).
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