Volteretas croquetoides

Volteretas croquetoides

Silvia López

23/07/2016

No solo he llegado a tiempo, sino mucho antes… Estoy esperando…. ¿No es genial? Una sensación nueva para mi…. Mientras pienso en mis tonterías se ha creado una cola infinita, y yo aquí, sentadita, decidiendo si soy tonta de remate o me superan los que esperan de pie, al fin y al cabo vamos al mismo sitio y hay sitio para todos, digo yo, no se para que tanta ansiedad. ni tanta mochila gigantesca colgada a sus espaldas, si las dejaran en el suelo yo creo que nadie en su sano juicio se las quitaría…. ¡Si no podrían correr!

Os cuento… Estuve muy enferma, a las puertas de la muerte y estando en el nirvana (muy a gustito, por cierto) aparecieron las caras de mis dos preciosas hijas que me hicieron recular, cuando estaba a punto de seguir aquella cola de luciérnagas que se adentraban en aquel oráculo de intensa luz ….(a los humanos nos encanta hacer colas hasta cuando nos morimos).

Y en aquel preciso momento me prometí a mi misma que si la vida me daba esa segunda oportunidad yo haría Formentera andando…

Mis dedos surcan palabras en la arena, las que el mar con su oleaje se llevará … desamor, miedo, odio, ….

Miro mis sueños de reojo para que no se despierten. En mis sueños hay guerras donde explotan las risas de los niños y los no tan niños, donde se desploman las barreras y los límites, donde la pólvora te hace estornudar con cosquillas en la nariz, en esas guerras, las de mis sueños, los soldados cuando tienen hambre te comen a besos……

Extasiada como andaba me duró poco esa embriaguez sensitiva, porque de repente volví a mi personaje más entrañable, esa copia barata de Bridget Jones que siempre aparece en el momento más inesperado.

Visito tres playas en un solo día, bajo el sol abrasador .

Y he visitado tres, anhelando encontrar vestigios de un pasado que ya no existe

Ni una simple huella, así que tendré que quedarme con el bikini puesto, que le vamos a hacer. Los italianos han tomado Formentera, pero yo no quise verlo, cuando lo vi, fue demasiado tarde.

Así que los italianos tomaron la isla y sus playas, antes nudistas, ahora convertidas en pasarelas de moda y…. en medio, yo. Van superbien vestidos y bronceados a la perfección, no se ven gordos por ningún sitio, y …. ¿dónde están esas rojeces que tanto se estilan en nuestras playas?, ¿usarán un bronceador especial? No hay ni un quemado, pero ¡¡¿cómo puede ser?!!
En los aeropuertos italianos deben tener una ley que no deja salir del país a los imperfectos. Deben pasar a través de los arcos aeroportuarios y deben pitar cuando pasa alguien con la nariz pelada o sin broncear o con un hombro pelado,o con sobrepeso. Y digo yo,¿porque no pitaran cuando detectan a uno con calcetines blancos y sandalias? Seguro que los feos deben tener prohibido viajar al extranjero, directamente.

Los italianos no se molestan en leer los letreros porque ya dan por hecho que no lo entenderán, por lo tanto, el letrero da igual que ponga playa, ellos se imaginan que pone cocktail, y por eso van tan elegantes.
Vi con mis propios ojos a una mujer con tacones, eso si, cojeaba con muchísimo estilo, los minutos que la estuve mirando boquiabierta ¡no dio ni un traspiés! ¡A ver si estaban celebrando una boda en la playa y yo sin enterarme!

Dónde han quedado esos ratos en Es Caló, donde años atrás estuve tomando el sol con Martina Klein (se veía claramente, no era italiana porque estaba preñadita y desnuda)

Con esos pensamientos, a regañadientes, me meto en el mar, con el bikini y con unas olas sorprendentemente cabritas, en mi reivindicación personal y para demostrar mi desacuerdo (y mi falta de medio de transporte para irme a otro lado), me quito el bikini (la parte de
arriba se entiende, porque la de abajo, la vergüenza ganó a la reivindicación)

Y me meto en el agua, muy digna y reivindicativa, con ese estilazo que me caracteriza… orgullosa por mi proeza en solitario, las únicas tetas que se ven en Es Caló. Todas esas miradas perfeccionistas: ¡Mirad de lo que somos capaces mis tetas y yo! De repente, un inesperado socavón (En mi humilde opinión, no se porque no le han puesto «socabrón», sería una definición mucho más acertada) seguido de unas tremendas olas que me hicieron preguntarme porque le llaman la isla de la calma… hicieron que mi ya inexistente glamour, hiciera aguas. La ola me tiró todo lo larga que era (que no lo era, era igual que ahora, o sea enana) . Es igual, lo importante es imaginar lo poco que dignifica estar sola en una playa invadida de italianos “fashion victims”con las miradas clavadas en ti, mientras tu, intentas meterte en los únicos metros de playa infestados de algas que no te dejan ver ni las piedras, ni el “socabrón”.

Acabo a cuatro patas gateando bajo el agua, las olas cabritas golpeándome la cara que hacen una triple función, dolor, ahogo y sofocón. No consigo levantarme, me desollo viva con las roquitas que hay debajo, o sea, ¡Una experiencia mística!

Bueno, ya está bien por hoy ¡El primer baño en la isla! ¡Relajante de narices!

Voy a salir tipo Brooke Shields para compensar, sin su cara ni su cuerpo pero con esa intención, que es lo que cuenta,…dicen.

Me olvido del socavón.

Mierda.

Vuelta a empezar. Doy vueltecitas “croquetoides” como si no hubiera un mañana y de vez en cuando consigo sacar la cabeza y pegar una bocanada de aire.

Y pensar que yo vine a esta isla a relajarme…..

Cualquiera se relaja con un montón de gente salida de un anuncio de Vittorio y Luchino mirándote fijamente mientras tus tetas descomunales suben y bajan al ritmo de las olas. ¡Qué de tumbos que estoy dando!…

Pero me lleno el alma de pensamientos positivos: “Los kilos que debo
estar perdiendo…”

Reiros, reiros…

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