¿Una panadería? ¿Una panadería? 

Es lo que sabía hacer y se dedicó a ello -le respondió- al parecer le iba bien, pero si usted no la quiere, tengo el consentimiento de entregársela a su hermana. Aunque debe saber que él insistió en que usted sea el poseedor. 

Eso me extraña y me duele -murmuró- nunca pudimos tener una relación sana ni siquiera cordial. 

Mire no es mi intención entrometerme, pero, quizá fue la única vía que ambos optaron para evadir sus sentimientos yo lo conocí muy bien y le aseguro que lo amaba y por su rostro puedo darme cuenta de que usted también. ¿Vamos a buscar culpables ahora? Mire la textura del pan que él mismo hacía pruébelo. 

Como yo lo veo una persona que aprendió a crear una delicia como esta tenía amor y ahora usted tiene la oportunidad de continuar con ese amor. 

Ambos se amaron y nunca lo disfrutaron bueno pues, que ese amor se amase ahora en sus manos. Tengo entendido que usted es cocinero ¿no es así? ¿le parece casualidad que haya seguido la misma línea de trabajo? Matices más matices menos, pero es la misma línea. 

Sentía que todo lo expuesto era sumamente convincente además era cierto lo amó y mucho aunque nunca se puede predecir la naturaleza humana. ¿Cuánto y por cuánto tiempo se puede abrigar dolor, resentimiento, rechazo, odio?

No, así no -aseveró con la voz entrecortada- desapareciendo por la puerta trasera de aquélla panadería.

Fin.

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