El olor de la felicidad…
«El columpio apenas se mecía,acariciado por la brisa leve del Invierno que recorría el patio. Estaba echo con una soga y un neumático usado y parecía conservar aún el cuerpecito de Aiti colgado de él,sus bracitos abiertos,sus pies elevados apenas sobre el piso de tierra,girando en el aire,sacudiendo la rama del viejo sauce. Sus ojitos...