Un beso de traición.

Un beso de traición.

Supongo que debería empezar esta historia por el principio.
Cuando lo conocí yo era una mala persona, horrible de veras, era el recaudador de impuestos de la iglesia, los sumos sacerdotes confiaban ,en que supiera apartar una suma adecuada para ellos, sin que llegara a constar en ninguna parte.Se me daba muy bien; era realmente bueno, pero las cargas morales eran horribles y no tenia con quien confesarme.

Por que no sabia quien era corrupto y auque encontrara alguien que no lo fuera, este seguro que denunciaba a los altos cargos quedando espuesta mi debilidad,estaba cada vez peor y entonces llego El, denunciando la corrupción de los templos a viva voz, sin temer las consecuencias, en ese momento no me vio, pero yo si le vi, tenia un rostro franco y lleno de bondad aún cuando denunciaba los mas viles pecados.¡Ese mismo dia, hice frente a mis superiores! Estuve a punto de morir de la paliza que recibí, pero no lo hice, el me encontro, me curo y hizo algo más, me acepto como uno de sus elegidos, los doce discípulos. Yo le asegure que no era digno,  el me contestó que lo sabia ,que nadie lo era,pero que yo auque habia pecado habia intentado enmendar mis errores, aún sin  consegir provecho alguno haciéndolo.
Paso el tiempo y hize todo lo posible para estar a la altura, de tan grande tarea,  para mi su sola compañia era pago suficiente.
El nombre de Jesús fue cobrando fuerza y tanto las autoridades romanas como los sacerdotes corruptos empezaron A temer la influencia de cierto Carpintero. Yo intente advertile sobre el peligro que corríamos y sobre que con su filosofía de poner la otra mejilla acabaríamos con dos ojos morados en lugar de uno.

¡Es momento de tomar las armas!-le dije,eso hizo que me apartase y dejara de lado es un ser puro, el hijo de Dios, como puede saber como combatir el mal si no lo conoce, asi que me propuse enseñárselo. Solo habia una manera,

«La traición».


Me convencí de ello,de que no habia otra opción, y al contrario de lo que pone en las escrituras, fui yo el que los busque,y no ellos a mi. Las 30 monedas eran una simple escusa, para que no sospecharan. El resto paso como dicen, me


acerque a el, le di el beso en la mejilla y le apresaron pero la verdad yo no esperaba que pasara eso creí, que usaria sus poderes, caería un rayo que nos fulminaria a todos, que el dolor de mi traición le haria cambiar de rumbo y encarar a sus enemigos creí erroneamente que el sacrificio seria el mio¡Tan ciego estube!
Durante todo el tiempo que estubo preso, me fui deseperando cada vez más, rezando y desviviendome por que escapara de alli, pero no lo hizo. Se fue, ahora me toca a mi irme al sitio que el jamás pisara. No escribo esta nota como disculpa a mis pecados,¡son imperdonables!solo pretendo que entiendan mis motivos.

Adiós,para siempre, señor mío.

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